Antonia Pino, la niña de dos años que estaba a la espera de un intestino para seguir viviendo fue trasplantada ayer en la Fundación Favaloro. Según informaron sus padres, la intervención fue exitosa, pero aclararon que habrá que esperar más de un mes para su completa recuperación.
La pequeña, que sufría una rara enfermedad que no le permitía asimilar alimentos ni nutrientes, estuvo a la espera del órgano por un año, hasta que llegó en la mañana de ayer, para luego ser trasplantada.
“Estamos muy contentos, son sentimientos muy encontrados. Queremos agradecer a la familia del donante. Le dieron una segunda oportunidad a Antonia, ya que ella nació sin esa oportunidad”, dijo su padre, Juan Pablo, en diálogo con el canal de noticias C5N.
Natalia, mamá de Antonia, dijo “ella nació de nuevo” y agregó que a pesar de que falta un largo recorrido están “muy esperanzados”.
Debido a la falta de nutrientes que sufrió a lo largo de su vida, “Antonia tiene el cuerpo de una beba de seis meses y no camina, aunque tiene ganas”, indicó la mujer. “Sabemos que no va a quedar de una estatura normal, pero ahora eso no nos importa, estamos felices”, agregó.
Sin embargo, Juan Pablo aclaró que “todavía no se puede cantar victoria” y que su hija va a atravesar “un proceso largo, pero de a poco va a ir saliendo”.
El hombre agradeció al equipo médico de la Fundación Favaloro y a “la pandilla del Hospital Garrahan”, quien siguió de cerca el caso de Renzo Antonelli y difunde en las redes sociales los casos de distintos niños que necesitan un trasplante.
“Muchísimas gracias a todos. No vamos a aflojar, vamos a seguir la lucha por todos”, concluyó la madre de la niña.
