Trasplante de médula, un camino de esperanza

Este tratamiento es una importante arma terapéutica para los cientos de personas a quienes, anualmente, se les diagnostica una enfermedad hematológica como linfoma, leucemia y mieloma múltiple. En los últimos tiempos hubo grandes avances científicos y tecnológicos. Para quienes no cuentan con un familiar compatible resultan clave los donantes voluntarios.

Cada año, cientos de personas en el mundo reciben la noticia que padecen enfermedades hematológicas, entre ellas, linfoma, leucemia y mieloma. Para ellas, el trasplante de células progenitoras hematopoyéticas (CPH), también llamado de médula ósea, es utilizado como parte del tratamiento, ofreciendo potenciales posibilidades curativas.

Las CPH son células madre encargadas de producir los glóbulos blancos que combaten las infecciones,  los glóbulos rojos que transportan el oxígeno a los tejidos y, también, las plaquetas que participan en la coagulación de la sangre.

El trasplante  consiste en utilizar altas dosis de quimio y/o radioterapia para erradicar la posible persistencia de la enfermedad de base y para crear un espacio  y condiciones óptimas para el anidamiento  de las CPH. Éstas pueden recolectarse de distintas fuentes: médula ósea, sangre periférica y  cordón umbilical y pueden provenir del mismo paciente (trasplante autólogo) o de un donante (trasplante alogénico). Si la persona no cuenta con un familiar compatible, puede realizarse una búsqueda en los registros nacionales e internacionales para hallar un dador voluntario.

El primer trasplante de la historia, lo realizó el oncólogo francés Georges Mathé en 1959 y fue aplicado a víctimas de un accidente nuclear cuya médula ósea había sido dañada a causa de la irradiación. El mismo médico fue, luego, precursor en el uso del trasplante como tratamiento en pacientes con diagnóstico de leucemia.

Por su parte, el Dr. Edward Donall Thomas del Fred Hutchinson Cancer Research Center, fue pionero en la utilización de células progenitoras derivadas de la médula ósea como estrategia terapéutica, y demostró que, cuando éstas se infundían en forma endovenosa, eran capaces de regenerar la médula con nuevas CPH. Por sus investigaciones fue reconocido con el Premio Nobel de Medicina en 1990.

En todos estos años el avance de la tecnología, con estudios moleculares y genéticos ha permitido identificar a aquellos pacientes que se beneficiarían con este tratamiento y el momento óptimo para realizarlo, utilizándose en algunos como parte inicial del tratamiento  y en otros en nuevos eventos de la enfermedad.

También, el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas, como el uso de anticuerpos monoclonales y terapia dirigida, ha mejorado el pronóstico de algunas patologías, llegando incluso, en algunos casos, a reemplazar al trasplante como indicación en primera línea.

La introducción del trasplante con dosis reducida  de quimioterapia (con donante), permitió superar la limitación de la edad para el procedimiento, posibilitando que más pacientes puedan acceder al tratamiento, con buenos resultados y menor toxicidad.

Sin duda, otro de los mayores obstáculos puede ser, en algunos casos, la ausencia de un donante familiar adecuado. De hecho, aproximadamente sólo existe un 25% de posibilidades de tener un hermano histoidéntico (compatible para el trasplante). Cuando no se cuenta con un donante compatible emparentado existe la posibilidad de realizar la búsqueda en los registros internacionales para hallar uno.

En este sentido, actualmente hay altas chances de encontrar un donante no relacionado. En esto, es crucial el crecimiento del número de donantes voluntarios (internacionales y nacionales) y su inscripción en nóminas que permitan localizarlos. Cumplen ese rol el Programa Nacional de Donantes de Médula Ósea con sede en Estados Unidos (NMDP por sus siglas en inglés) que hoy cuenta con, aproximadamente, 14 millones de donantes de todos los continentes.  En Argentina el Registro Nacional de Donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas creado por el INCUCAI.

La probabilidad de encontrar un dador compatible puede verse influenciada por el origen étnico, pudiendo ocurrir en minorías raciales, en parte por la variedad de antígenos presentes en el estudio de histocompatibilidad (estudio que identifica al potencial donante) y en parte por una  relativa menor representación de éstos en los registros de donantes voluntarios.

El desarrollo de técnicas moleculares avanzadas en el estudio y selección del donante ha permitido reducir la mortalidad  y complicaciones, ofreciendo mejores resultados. El mayor conocimiento y desarrollo de otras fuentes de células madre (cordón umbilical) y el desarrollo del Trasplante Haploidéntico (donante padre, madre o hermano), junto al avance en el tratamiento de soporte para los pacientes, hacen que, hoy en día, un gran número de pacientes accedan al trasplante, con mayores posibilidades de curación y control de su enfermedad.

Son alentadores los datos actuales del registro internacional, que muestran que los resultados con estos tipos de donantes y fuentes de células ofrecen resultados similares a los obtenidos con donante relacionado idéntico o no relacionado idéntico, pudiendo considerarse éstos en determinadas situaciones.

Todos los avances registrados a través de la historia y sus alentadores resultados, nos  impulsan a seguir adelante de la mano de los adelantos científicos y tecnológicos, procurando ofrecer una posibilidad curativa y un mensaje de esperanza a los pacientes que padecen estas patologías, ya que, como sostuvo el reconocido Karl Popper: “La ciencia será siempre una búsqueda, jamás un descubrimiento real. Es un viaje, nunca una llegada”.

La Dra. Juliana Martínez Rolón es Jefa de Trasplante Hematopoyético en la Fundación para combatir la Leucemia – FUNDALEU.

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