La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que 1,3 millones de personas murieron a causa de la tuberculosis en 2012, poco más de la mitad que a principios de la década de los 90, pero alertó de la rápida progresión de los casos resistentes a los fármacos.
Los decesos disminuyeron un 45% con respecto a 1990, cuando se lanzó una campaña internacional contra esta enfermedad, que, sin embargo, todavía afecta a unas 8,6 millones de personas al año, de las que más de medio millón son niños.
En los países en desarrollo, la tuberculosis es considerada por la OMS «una de las mayores causas de muerte entre las mujeres en edad reproductiva».
En la presentación en Ginebra de su informe anual sobre el estado de la tuberculosis, la organización alerta sobre el rápido avance de los tipos de tuberculosis resistente y multirresistente, que, según las cifras de 2012, se duplicaron en apenas un año.
La OMS estima que un total de 450.000 personas contrajeron esas formas agravadas de tuberculosis y que 170.000 murieron por esta causa el año pasado.
Sin embargo, la organización sólo tiene constancia formal de 94.000 casos, debido a que uno de cada tres enfermos no es formalmente diagnosticado por los sistemas de salud.
Un problema adicional es que, de los casos que sí fueron diagnosticados, 16.000 no han recibido tratamiento por falta de recursos.
Los países con más víctimas de tuberculosis resistente son China, India y Rusia, de acuerdo con las estadísticas más recientes.
El uso de medicamentos inadecuados y los tratamientos incompletos son las principales causas de que la bacteria causante de la tuberculosis se haga resistente a los medicamentos usualmente prescritos.
Mientras que la tuberculosis convencional se puede curar en seis meses, las formas farmacorresistentes exigen la administración simultánea de varios medicamentos por un periodo de hasta dos años, lo que encarece el tratamiento y hace que muchos pacientes lo abandonen.
«Necesitamos convertir el tratamiento agonizante, tóxico y prohibitivamente caro de dos años en uno más corto, más tolerable y efectivo», reclamó por su parte Médicos Sin Fronteras, que ofrece tratamientos para la tuberculosis resistente en países pobres.
La ONG señaló que «ha encontrado un número alarmante de casos de tuberculosis resistente en las zonas en las que trabaja» y que la incapacidad de mejorar los métodos de diagnóstico y las formas de tratamiento «se está pagando con las vidas de los enfermos».
El informe de la OMS apunta a la necesidad de aumentar los recursos destinados a la lucha contra esta enfermedad, para la que se requieren unos 2.000 millones de dólares anuales.