El síndrome del impostor hace sentir a la gente que no merece realmente el éxito que tiene, a pesar de que las personas a su alrededor creen que está haciendo un buen trabajo, ellos no creen que esté justificado.
Esta sensación de estrés por cuestionarse constantemente a uno mismo se ha visto agravado por las ansiedades propias de la pandemia y por la presión del teletrabajo, y puede tener consecuencias extenuantes, como el agotamiento profesional. Cuando uno se cuestiona constantemente si hace las cosas bien, también se cuestiona el trabajo y el valor que uno aporta.
Esta sensación se llama síndrome del impostor es un problema conocido entre los profesionales. Los investigadores están particularmente interesados en la relación entre el síndrome del impostor y la fatiga o malestar profesional, también conocido como el síndrome de desgaste profesional.
El síndrome del impostor no se manifiesta en todas las personas de la misma manera, pero a rasgos generales produce que alguien tenga la creencia inquebrantable de que son un fraude o “impostores” y que no merecen estar ahí, aunque la evidencia demuestre lo contrario.
Justamente porque no creen que merecen lo que tienen, sienten la necesidad de trabajar en exceso para sentirse dignos de ese reconocimiento o para no quedar expuestos como “fraudes”. Además, es posible que eviten asumir desafíos para no fallar ante los demás, porque le atribuyen su éxito a la suerte y no a una destreza o capacidad individual.
Si bien hay algunas investigaciones que sugieren que el síndrome podría motivar a algunas personas a conseguir más logros, también hay amplia evidencia de que el estrés que genera puede ser tan agotador que ejerce una presión intensa sobre la salud mental. Según un estudio de 2016 realizado en EEUU, las personas con sentimientos de impostor también tendían a demostrar «mayores niveles de cansancio, agotamiento emocional, cinismo y despersonalización», síntomas muy similares a la definición de agotamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, una encuesta internacional reciente recogió datos de 10.000 trabajadores que demostraban que el 42% creía que había experimentado síndrome de impostor y agotamiento prolongado al mismo tiempo. “Cuando ves a una persona que sufre del síndrome del impostor, es más probable que sufra agotamiento profesional. Y las personas que están exhaustas tienen más probabilidades de sufrir el síndrome del impostor” explica el Dr. Sahar Yousef, un neurocientífico cognitivo que investiga la productividad en el trabajo para la Universidad de California Berkeley. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la encuesta se basó en una autoevaluación, y no en diagnósticos clínicos. De todas formas, esto significa que muchas personas se han identificado con síntomas de ambos síndromes al mismo tiempo.
Según otra investigación los trabajadores millennials y centennials son los que mayor probabilidad tienen de sufrir síndrome del impostor y el agotamiento profesional. Los investigadores piensan que esto es una consecuencia del trabajo remoto o de iniciar carreras durante la pandemia, ya que no fueron capaces de observar a los colegas en persona y adaptarse a la dinámica del lugar de trabajo, que es algo crucial para ganar confianza profesional.
Si bien los trabajadores más jóvenes se sienten más cómodos expresando sus conflictos y dificultades profesionales y personales que otras generaciones mayores, esto no impide que las personas mayores también sufran de este síndrome. Se ha identificado a la menopausia como un desencadenante del síndrome del impostor. Además, es muy común que las trabajadoras que además son madres y jefas de familia padezcan este síndrome de forma más aguda.
La doctora Kelly Cawcutt, del Centro Médico de la Universidad de Nebraska en EEUU, dice que para abordar el problema del agotamiento profesional, las empresas deben reordenar sus prioridades. “Todo se ha convertido en una emergencia, y eso hace que las personas se sientan obligadas a rendir más en lugar de ser honestas sobre su bienestar.”
El Dr. Yousef considera fundamental que las empresas alienten a sus trabajadores a construir límites cognitivos en torno a su trabajo para que tengan tiempo de restablecerse mentalmente después de períodos estresantes, y así rompan esos ciclos de estrés. Además, cree que los trabajadores más jóvenes necesitan involucrarse más con sus mentores en el trabajo, para que puedan sentirse parte del trabajo.