INVESTIGADORAS DEL CONICET |

Desarrollan una «super calabaza» para combatir la anemia

Está fortificada con hierros y probióticos.  Tras pasar la experiencia del laboratorio, se estudia la factibilidad de hacer una partida a “escala piloto”.

Investigadoras del Conicet desarrollaron una «super calabaza» fortificada con hierro y probióticos cuyo objetivo es disminuir la población anémica por déficit de ese mineral que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hoy afecta a 800 millones de personas.

Se trata del proyecto «Desarrollo de un alimento a base de calabaza fortificada con hierro y probióticos», que obtuvo una mención especial de Fundación Arcor, y que, tras pasar exitosamente la experiencia de laboratorio, se estudia la factibilidad de hacerlo a una «escala piloto», según un comunicado del Conicet.

De acuerdo con la OMS, la prevalencia de anemia hoy alcanza a 800 millones de niños y mujeres a nivel mundial, «afectando principalmente a niños y mujeres embarazadas y en edad reproductiva».

La anemia se produce cuando la sangre no transporta suficiente oxígeno, y la causa más común es no tener suficiente hierro. El cuerpo necesita este mineral para producir hemoglobina que es una proteína rica en hierro que da a la sangre su color rojo y transporta oxígeno desde los pulmones al resto del organismo.

De esta premisa partieron la doctora Marina de Escalada Pla, directora del proyecto e investigadora adjunta del CONICET en el Instituto de Tecnología de Alimentos y Procesos Químicos (ITAPROQ, CONICET-UBA) junto a la doctora Silvia Flores, investigadora del CONICET, su colega Carolina Genevois, becaria posdoctoral del Consejo y la ingeniera Adriana Castellanos, becaria doctoral de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

En el marco de la tesis doctoral de Carolina Genevois, la nutricionista del equipo, se formuló un alimento a base de calabaza fortificada con hierro y probióticos, destinado a la población anémica que aporta cerca de un tercio de las necesidades diarias de este mineral.

Escalada Pla, quien desde 2006 investiga el tejido de la calabaza, se refirió al reconocimiento de la Fundación Arcor como un «estímulo a seguir trabajando» y advirtió que esperan «transferir los conocimientos y colaborar para que llegue a la comunidad y de ese modo lograr un beneficio para todos».

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