El manguito rotador está formado por múltiples músculos y tendones que rodean la articulación del hombro y le imprimen, entre otros, movimientos de rotación. Se le llama síndrome de manguito rotador a un conjunto de signos y síntomas que se manifiestan como consecuencia de la lesión de esos tendones.
“Esta afección varía de un caso a otro y puede concluir en una tendinitis por irritación mecánica, una tendinosis por sobrecarga crónica, calcificaciones y rupturas parciales o totales de uno o más tendones”, sostiene el Dr. Carlos Eugenio Martínez, especialista en Cirugía de Mano y Miembro Superior y Especialista en Hombro y Codo del Colegio Médico Distrito V. Jefe de Equipo Miembro Superior del Instituto Dupuytren. MN 63759.
Puede darse como consecuencia de un golpe pero más frecuentemente, surge a partir de alguna patología degenerativa. Los ejercicios enfocados en la zona son importantes para prevenir y tratar lesiones. Ayudan a fortalecer los músculos y mejorar la flexibilidad.
Las alarmas
La mayoría de las personas acuden al médico cuando ya llevan algunas semanas de dolor. Se trata de una dolencia en la zona que aumenta de intensidad por las noches e incluso, llega a interrumpir el sueño. Esto se produce porque en una posición horizontal, acostados, no actúa el peso del mismo brazo como distractor de la articulación.
El dolor es fácil de detectar porque suele aparecer con movimientos específicos de las actividades diarias como peinarse, abrocharse una camisa o el corpiño y hasta con el lavado de dientes.
En busca de alivio
Se llega al diagnóstico mediante un test clínico y estudios de imágenes como radiografía, ecografía y resonancia magnética. Para los casos de lesiones menores, es importante destacar la eficacia de los ejercicios de prevención y posturales a los efectos de evitar su agravamiento.
– Estiramiento inicial. De pie, frente a una silla o mesa, apoyar los brazos en el borde e inclinar el tronco hacia adelante. Deberás quedar con la espalda paralela al suelo y las piernas bien derechas. Dejar el brazo afectado colgando, como si fuese un péndulo, y realizar pequeños círculos en sentido de las agujas del reloj. Tras 20 repeticiones, hacer los movimientos en el sentido contrario e ir agrandando los círculos.
– Estiramiento frontal. De pie y con la espalda recta, llevar la mano del brazo afectado al hombro contrario. Tomar el codo con la mano del brazo sano y ejercer una leve presión hacia arriba, para que suba el hombro lo más que se pueda, pero sin generar dolor. Mantener unos segundos, bajar y comenzar otra vez.
– Estiramiento con apoyo. Para este ejercicio, usar una pared o el marco de una ventana o puerta. Ponerse de pie y apoyar la mano del hombro afectado. Llevar el cuerpo hacia adelante para estirar bien el brazo, que debe quedar por detrás de la espalda. Mantener 10 segundos, soltar y repetir.
– Estiramiento con apoyo y elevación. En el mismo punto de apoyo, levantar el brazo dolorido y apoyar la mano por encima del hombro. Con la yema de los dedos, ejercer presión para que la palma se despegue de la superficie. Luego, mover los dedos hacia arriba para elevar el hombro.