«Meditar no es poner la mente en blanco. Nuestra mente está hecha para pensar, y es así que genera alrededor de 60-70 mil pensamientos en un día, por lo cual lograr que la mente deje de pensar es casi imposible», explica Karina Candurra, médica y terapeuta Rai. «Lo que logramos al meditar es llevar nuestra atención a un foco, sentir nuestra respiración, repetir un mantra, sentir las sensaciones de nuestro cuerpo y de esta forma lograr distraer a la mente racional para que disminuya la generación de pensamientos. La meditación requiere un entrenamiento, es como aprender a manejar o andar en bicicleta, alguien nos enseña, nos da el arranque inicial pero al ir practicando se nos va haciendo cada vez más fácil, hasta que lo incorporamos. Así mismo ocurre con la meditación. A medida que se practica cada vez resulta más fácil dejar pasar los pensamientos sin enganchar con ellos, como si fueran nubes que se las lleva el viento», agrega Candurra. «Las distracciones ocurren porque al generar pensamientos, la mente nos lleva a conectar con esos pensamientos pero si logramos tener la atención en un foco cada vez que sintamos distracción podemos volver a ese foco de conexion. Al distraer los pensamientos de la mente racional (hemisferio izquierdo) lo que hacemos es que le damos espacio para manifestarse al hemisferio derecho, que está conectado a la gran fuente creadora, a esa energía universal que nos da calma, creatividad, intución, seguridad, nos conectamos con nuestro SER, ese que esta más allá de tu nombre, de tu cuerpo, de tus creencias, del tiempo y del espacio: Tu Ser trascendente», afirma.
¿Cuanto tiempo es ideal para practicar?
Según Carla Zampighi, diplomada en Bieneuroemoción y Mindfullnes «Meditar no es difícil, lo difícil es hacerse el hábito, por lo tanto, lo más importante es lograrlo. Así como todos los días nos duchamos, lavamos los dientes, la meditación debiera ser parte de nuestro aseo diario. Si estás empezando te sugerimos que encuentres al menos 3 minutos al día para hacerte el hábito. Una vez que sientas los beneficios de esos 3 minutos al día irás aumentando los minutos ya que sentirás la necesidad de permanecer en esa conexión por más tiempo. Cuando ya sea costumbre, con 11 minutos estará perfecto al día, pero si alguna vez no puedes cumplirlos, con 5 habrás alcanzado el objetivo», sostiene.
Dónde hacerla
Lo mejor, al comienzo, es que encuentres un lugar tranquilo de tu casa, que te resulte agradable.
¿En que postura?
La postura ideal es permanecer sentado sobre 1 o 2 almohadones con las piernas cruzadas, idealmente que las rodillas no queden tensas sino relajadas. La columna lo más recta posible, hombros relajados ligeramente hacia atrás, logrando una leve apertura del pecho, manos sobre las rodillas y el rostro mirando al frente, con el mentón ligeramente hacia adentro para proteger las cervicales.
¿Que hago si me vienen pensamientos y me distraigo?
Lo ideal al iniciarse en la meditación es llevar toda tu atención a un foco, ya sea la respiración (sentir su inhalación y su exhalación), y cada vez que aparezcan pensamientos no enganchar con ellos, o sea que un pensamiento no traiga otro, es mejor dejarlo pasar. Intentar no resolver nada en esos minutos. Por ejemplo, si aparece un pensamiento de tengo que ir al supermercado no empezar a hacer la lista, volver a la respiración.
Beneficios a nivel físico:
. Reduce dolores relacionados con la tensión.
. Menores niveles de presión arterial.
. Mejora el sistema inmunológico.
. Reduce la tensión muscular.
. Aumenta la producción de serotonina, la cual mejora el humor.
. Reduce la probabilidad de ataques al corazón.
. Ayuda a controlar los síntomas de la menopausia.
. Ayuda a la pérdida de peso.
Beneficios a nivel psicológico:
. Mejora la concentración
. Mejora la autoestima
. Menos ansiedad.
. Más creatividad.
. Compasión: la investigación ha demostrado que la empatía y compasión son mayores en las personas que practican la meditación de forma regular.
. Mejora la memoria.
. Disminuye el estrés
. Desarrollo de la intuición y de la estabilidad emocional.
. Mejora el estado anímico de los adolescentes.
. Reduce la depresión y promueve la felicidad.