Un caso de demencia de cada tres podría ser evitado con una política de prevención a lo largo de toda la vida tendiente a reducir nueve factores de riesgo, afirma un reciente estudio.
Más de 50 millones de personas sufren demencia en el mundo, según las últimas estimaciones que incluyen los casos de Alzheimer.
Las personas afectadas de demencia serán 132 millones en 2050, según un editorial del diario médico The Lancet, que publica el estudio.
Los tres principales factores de riesgo más corrientes sobre los que se puede influir tienen que ver con la educación, la audición y el tabaco, según la investigación que modeliza el impacto de nueve factores de salud y de estilo de vida en varias etapas de la existencia:
• Aumentar la educación al comienzo de la vida reduciría el número de casos de demencia en un 8% si todas las personas accedieran a estudios secundarios, según las estimaciones del estudio.
• Preservar la audición en la mediana edad (entre los 45 y los 65 años) reduciría el número de casos de demencia en un 9% si todas las personas mayores de edad tuvieran tratamiento, sostiene el informe.
• Dejar de fumar a partir de los 65 años podría reducir los casos en 5%.
• Otros factores tienen que ver con la hipertensión arterial (que representa 2% de casos de demencia) y la obesidad (1% de los casos) entre 45 y 65 años.
• En las personas mayores de 65 años, hay que estar atentos a otros factores como la depresión (4% de casos), la inactividad física (3%), el aislamiento social (2%) y la diabetes (1%).
El estudio aporta también la proporción de todos los casos de demencia que podrían evitarse si se eliminaran completamente los factores de riesgo.
Si la eliminación de esos factores puede impedir un caso de demencia de cada tres (35%), encontrar un medio para contrarrestar el principal factor de riesgo genético de la demencia de Alzheimer, caracterizada por la presencia de la versión de un gen llamado «APOE4», evitaría menos de un caso de cada 10 (7%), según el estudio.
Su autor principal, el profesor Gill Livingston, del University College de Londres, aboga por «un enfoque más amplio de la prevención de la demencia» que ayudaría a prevenir la cantidad creciente de casos de demencia a nivel mundial.
Esas estimaciones tienen sin embargo ciertos límites ya que no se toman en cuenta la alimentación y el alcohol.