Los sarcomas, en conjunto, tienen una incidencia de menos de cinco personas cada 100.000 al año. Si se compara con el cáncer de mama, que afecta a 129,1 mujeres cada 100.000 en el mismo tiempo; o con el de pulmón, que sufren 53,1 personas cada 100.000 en 365 días, podrá entenderse por qué el mundo en general no presta demasiada atención a una enfermedad que representan menos del 1% de todos los cánceres. Sin embargo, como suele decirse, a quién le toca padecerla, le representa su 100%.
De allí que en el Día Internacional del Sarcoma, bien valga la pena conocer y generar conciencia acerca de este tipo de cáncer, que posee más de 150 variedades reconocidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y del que en los últimos años se experimentaron importantes avances en su diagnóstico y tratamiento.
Los sarcomas son un grupo heterogéneo de tumores que pueden aparecer a partir de distintos tejidos y en diversas partes del cuerpo, aunque aproximadamente el 60% de ellos se presenta en brazos o piernas, el 30% en tronco o abdomen y el 10% en cabeza o cuello.
Existen dos grupos de sarcomas
Sarcomas de partes blandas (SPB). Son los que se desarrollan en los tejidos blandos del organismo como los músculos, tendones o grasa. Son tumores poco frecuentes. Constituyen aproximadamente un 1% del total de tumores malignos, y son responsables del 2% de la mortalidad debida a cáncer. Son ligeramente más frecuentes en hombres que en mujeres y pueden darse en todas las edades, incluso en niños y adolescentes. La edad máxima de aparición en adultos está entre los 40 y 60 años.
Sarcomas óseos. Son tumores muy infrecuentes y afectan sobre todo a niños y adolescentes, con una incidencia que se estima en un paciente nuevo por año por cada 100 mil habitantes. A pesar de su rareza, constituyen la quinta causa de cáncer en adolescentes y jóvenes entre 15 a 19 años.
Cómo es el tratamiento
El tratamiento de estos tumores debe ser multidisciplinario y se considera imprescindible en enfermedad localizada, que sea valorado por un comité de expertos (cirujano, traumatólogo, radiólogo, anatomopatólogo, oncólogo médico, oncólogo radioterápico y cirujano plástico), para decidir el plan diagnóstico y terapéutico más adecuado en cada caso.
De acuerdo al grado de complejidad en cada caso se aplicará el tratamiento pertinente, que podrá incluir intervención quirúrgica para extraer las células cancerosas, radioterapia, quimioterapia, tratamiento farmacológico e inmunoterapia.
Cabe destacar que el primer fármaco aprobado para pacientes con sarcomas fue la doxorubicina a principios de la década de 1970, y hasta el día de hoy, el agente sigue siendo el estándar de oro para la terapia de primera línea. Asimismo, durante los últimos 20 años, se agregaron otros cinco agentes al arsenal para combatir esta enfermedad, entre los que se encuentra pazopanib.
“El pazopanib ha demostrado utilidad en pacientes que hayan progresado a una primera línea de quimioterapia en todas sus variantes histológicas excepto las adipocíticas y los tumores del estroma gastrointestinal. Constituyéndose en el primer inhibidor de tirosin quinasa aprobado en este grupo de tumores” afirma el Dr. Federico Esteso, (NM108803) Médico Oncólogo del Instituto Alexander Fleming y Asesor de Varifarma.
Con síntomas que no son fácilmente palpables o localizables, y que requieren ser evaluados por un médico especialista para llegar al diagnóstico, la toma de conciencia es el primer paso para abordar estos cánceres «olvidados», en los que la oportuna derivación de los pacientes a centros con experiencia clínica es fundamental. Los datos internacionales sugieren que los pacientes tienen mejores resultados cuando son tratados por profesionales especializados en sarcoma y juntas multidisciplinarias de tumores.