Se estima que alrededor del 40% de las mujeres mayores de 60 años tienen incontinencia urinaria por esfuerzo, situación que puede afectar su calidad de vida e impactar negativamente a nivel emocional. Muchas personas con este tipo de afección, que se caracteriza por la pérdida involuntaria de orina al toser, reír, realizar ejercicio físico y/o tener relaciones sexuales, se sienten avergonzadas e incómodas, por lo que terminan limitando su vida social.
A quiénes afecta la incontinencia urinaria por esfuerzo
La incontinencia urinaria por esfuerzo es bastante más común en mujeres que en hombres y suele aparecer a partir de los 60 años volviéndose más frecuente con el correr del tiempo, pero afortunadamente tiene tratamiento.
En qué consiste el tratamiento con células madre
Dentro de las opciones ya conocidas se encuentran: el tratamiento farmacológico, los ejercicios de rehabilitación del suelo pélvico, los paliativos como el uso de dispositivos absorbentes; e incluso en algunos casos, el tratamiento quirúrgico. Además, se está estudiando a las células madre mesenquimales como terapia alternativa.
Concretamente, se analiza e investiga su uso para la restauración del esfínter uretral con terapias inyectables o sembradas en matrices, y si bien los resultados son alentadores, más estudios son necesarios. “Siempre es bueno que se siga investigando el uso de este tipo de células, porque son células con muchas bondades, lo que las vuelve muy interesantes a la hora de pensar en nuevas opciones terapéuticas para enfermedades y afecciones de todo tipo. Sin embargo, no hay que perder de vista que son ensayos clínicos e investigaciones en etapas muy tempranas para no generar una falsa expectativa en las pacientes” comentó el Dr. Claudio Dufour, director médico del banco de células madre BioCells Argentina.
En cuanto a la evidencia científica que respaldaría su potencial uso terapéutico; según el artículo “Medicina regenerativa y terapias de inyección en la incontinencia urinaria de esfuerzo” publicado en la revista Nature, entre los principales beneficios se destaca el aumento de la presión máxima de cierre uretral, la reducción en el peso de las compresas y en la cantidad de fugas por día; además de pruebas de tos negativas.
Por su parte, otra investigación titulada “Terapia con células madre de sangre de cordón para el tratamiento de la incontinencia urinaria de esfuerzo”, evaluó la seguridad y eficacia de la inyección de células madre de sangre de cordón umbilical para el tratamiento de esta afección en 39 mujeres que ya habían recibido tratamiento conservador y mostró que a los doce meses del tratamiento más del 72% de las pacientes mostraron mejorías y/o se curaron.
“La evidencia preclínica y clínica apunta a que las células madre mesenquimales de diversas fuentes, entre ellas el cordón umbilical, generan efectos en el tejido uretral que podrían contribuir a la recuperación de la función. De todas formas, son necesarios más ensayos clínicos de buena calidad para identificar los efectos que esta terapia alternativa tendría comparado con los tratamientos convencionales, donde un número elevado y creciente de mujeres ingresadas en estos protocolos resulta clave” sumó Dufour.
En los últimos años la terapia celular y la medicina regenerativa se están imponiendo como los campos de investigación urológica más prometedores, lo que motiva a continuar investigando al respecto para poder mejorar la clínica de los pacientes con este tipo de terapias. La terapia celular es aquella que utiliza células vivas para curar enfermedades. El concepto de medicina regenerativa está ligado a este tipo de terapias, ya que refiere a la posibilidad de obtener en el laboratorio, a partir de las células madre, órganos con todas sus funciones.
Más allá de los avances en este campo, existen aún ciertas cuestiones que pueden actuar como limitantes; algunas son técnicas y otras fisiopatológicas o médicas: como la posibilidad de inmunotolerancia de las células. “Si logramos evitar la inmunotolerancia, se podría en el futuro realizar trasplantes alogénicos sin necesidad de inmunosupresión. Esto sería posible con el uso de células mesenquimales, ya que, por sus características, podrían evolucionar hacia líneas ontogénicas, adipogénicas, miogénicas y condrogénicas” cerró el especialista.