Cada 31 de mayo se celebra el Día Mundial sin Tabaco, fecha promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuyo objetivo primordial es contribuir a proteger a las generaciones presentes y futuras no solo de las devastadoras consecuencias del tabaco para la salud, sino también de los flagelos sociales, ambientales y económicos que se derivan del consumo de tabaco y de la exposición al humo que desprende.
La nicotina contenida en el tabaco es sumamente adictiva, y el consumo de tabaco es uno de los principales factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, así como de más de 20 tipos o subtipos diferentes de cáncer y muchas otras enfermedades debilitantes. Cada año se registran más de 8 millones de defunciones relacionadas con el consumo de tabaco.
En la mayoría de los casos, se produce a través del consumo de cigarrillos y con menor frecuencia a través del consumo de habanos, cigarros, pipas y otros. Se considera fumador a quien ha fumado al menos 100 cigarrillos en su vida y actualmente, fuma todos o algunos días.
El tabaco puede ser mortífero para los no fumadores. La exposición al humo de tabaco ajeno también guarda relación con resultados de salud adversos, y provoca anualmente 1,2 millones de defunciones. Casi la mitad de todos los niños respiran aire contaminado por humo de tabaco, y cada año mueren 65.000 niños por enfermedades relacionadas con el humo de tabaco ajeno. El consumo de tabaco durante el embarazo puede ocasionar algunos trastornos de salud permanentes a los bebés.
“Aquellos bebés expuestos en el útero a las toxinas del humo de tabaco, a través del tabaquismo materno o de la exposición materna al humo ajeno, experimentan con frecuencia una disminución del crecimiento de los pulmones y de la función pulmonar”, comenta Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC. Y agrega que: “Los niños pequeños expuestos al humo de tabaco ajeno corren el riesgo de agravamiento del asma, la neumonía y la bronquitis, así como infecciones frecuentes de las vías respiratorias inferiores”.
A nivel mundial, se calcula que 165.000 niños mueren antes de cumplir 5 años por infecciones de las vías respiratorias inferiores causadas por el humo de tabaco ajeno. Los que viven hasta la edad adulta siguen sufriendo las consecuencias para la salud de la exposición al humo de tabaco ajeno, ya que las infecciones frecuentes de las vías respiratorias inferiores en la primera infancia aumentan significativamente el riesgo de desarrollar EPOC en la edad adulta.
Los peligros de fumar tabaco
La Dra. El Haj enumera una serie de riesgos que trae el consumo de tabaco:
● Cáncer de pulmón: fumar tabaco es la principal causa de esta enfermedad y es el responsable de dos tercios de las muertes por cáncer de pulmón en todo el mundo. La exposición al humo de tabaco ajeno también aumenta el riesgo de cáncer de pulmón. Después de 10 años de dejar de fumar tabaco, el riesgo de cáncer de pulmón se reduce a aproximadamente la mitad.
● Enfermedades respiratorias crónicas: el riesgo de desarrollar EPOC es particularmente alto entre las personas que fuman desde una edad temprana, ya que el humo del tabaco retrasa significativamente el desarrollo pulmonar. El tabaco también exacerba el asma, que restringe la actividad y contribuye a la discapacidad. El abandono temprano del hábito de fumar es el tratamiento más eficaz para retrasar la progresión de la EPOC y mejorar los síntomas del asma.
● Contaminación del aire: el humo del tabaco es una forma muy peligrosa de contaminación del aire de interiores: contiene más de 7.000 sustancias químicas, 69 de las cuales se sabe que causan cáncer. Aunque el humo puede ser invisible e inodoro, puede permanecer en el aire hasta cinco horas, poniendo a las personas expuestas en riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, enfermedades respiratorias crónicas y reducción de la función pulmonar.
Otras consecuencias del consumo de tabaco son las siguientes:
● Diversos y numerosos tumores: pulmón, boca, laringe, páncreas, riñón, vejiga y otros.
● Enfermedades cardiovasculares: infartos, ACV, aneurismas.
● Partos prematuros: trastornos de la placenta, recién nacidos con bajo peso.
● Trastornos de la fertilidad.
● Dolores de cabeza, sensación de embotamiento y cansancio por intoxicación crónica con monóxido de carbono.
● Trastorno de las encías, mayor número de caries y pérdida de dientes.
● Alteración del olfato y el gusto.
¿Cómo se puede prevenir el tabaquismo?
Las medidas más efectivas desde el punto de vista epidemiológico son las dirigidas a evitar el inicio del consumo (aumento del valor de venta, restricciones de venta a menores de edad, etc.), y en nuestros hogares y trabajos, la implementación de los ambientes cerrados 100% libres de humo que ayudan a desnaturalizar el consumo.
Consejos para tratar el tabaquismo
Sin apoyo para dejar de fumar, solo el 4% de los intentos funcionan. Si esto no es posible, la consulta con un profesional de la salud mejora ampliamente la probabilidad de dejar de fumar. Éste puede ofrecer asesoramiento, apoyo, consejo y medicación.
Toda la carga de enfermedad, invalidez y muerte que puede producir el tabaco, solo se detiene al dejar definitiva y completamente de fumar; no alcanza con fumar menos. Dejar de fumar puede resultar difícil, más hoy en día, con el estrés social y económico añadido que ha traído la pandemia, pero hay muchas razones para dejarlo.
Los beneficios de dejar de fumar son casi inmediatos. A los 20 minutos disminuye la frecuencia cardíaca. A las 12 horas, las concentraciones de monóxido de carbono en la sangre vuelven a la normalidad. Entre la segunda semana y los tres meses, la circulación y la función pulmonar mejoran.
“Es importante que cada persona tome consciencia y entienda que no sólo fumar daña la propia salud sino también, perjudica la de otros y, además, les reduce su calidad de vida”, finaliza El Haj.