“Cómo me cuesta bajar de peso”, “No puedo dejar de picotear por la tarde”, son frases habituales que no dependen únicamente de la voluntad de quienes intentan hacer dieta. Muchas veces, las personas que tienen dificultades para mantener un peso saludable, que engordan con facilidad o que experimentan un gran deseo de comer cosas dulces a la tarde, frecuentemente tienen alteradas ciertas funciones químicas como consecuencia de la carencia de micronutrientes y aminoácidos.
En general, esto se debe a una historia de alimentación de mala calidad, a factores exógenos como el estrés y los malos hábitos como comer a deshora y dormir poco. Es decir que, muchas veces, el no poder cumplir con la dieta, no se debe a falta de voluntad sino a la ausencia de hormonas.
El rol de la serotonina
La serotonina es una sustancia química que transmite mensajes entre los nervios del cuerpo desde el cerebro. Este neurotrasmisor es responsable de estimular varias hormonas que regulan el humor y los estados de ánimo, segregar melatonina (ayuda a dormir), gobernar el apetito, el deseo sexual y el umbral del dolor.
De acuerdo con el doctor José Antonio Casermeiro, especialista en nutrición y medicina anti-age, los niveles bajos de serotonina surgen de una deficiencia de triptófano, un aminoácido que se encuentra en pocas cantidades en ciertas proteínas.
“El triptófano –asegura el doctor Casermeiro– es un aminoácido que el cuerpo necesita para sintetizar la serotonina, pero no lo puede fabricar por sí mismo. Por ende lo debe encontrar en los alimentos, en particular en ciertas proteínas, sobre todo: carnes blancas (cordero, pollo, pavo), pescados de mar (atún, sardinas y salmón) y crustáceos, así como en las legumbres, en ciertas frutas (dátiles, banana, papaya, palta) y, por último, en el cacao”.
Pero para estimular la segregación de serotonina, el triptófano tiene que estar presente en el cerebro. Si no está allí, el cuerpo intentará buscarlo de otras partes, utilizando el azúcar como agente para abrir el camino. “Es por eso que la gente siente esta necesidad de comer dulce a la tarde, que se produce a principios de la segunda mitad del nictámero cuando nos predisponemos a prepararnos para el descanso nocturno. Esta es la razón por la cual la gente suele relacionar lo dulce con el placer, porque es el azúcar que lleva el triptófano hacia el cerebro y activa la producción de serotonina, que es precisamente lo que genera esa sensación de placer, además de estimular la producción de melatonina que permite conciliar el sueño y descansar bien”, asegura el especialista.
Más triptófano
La carencia del triptófano puede mejorarse con un plan alimentario que incluya determinados suplementos vitamínicos y proteínas de alta calidad. Esto debe acompañarse, además, de un cambio de hábitos que permita:
Comer cinco veces por día.
Siempre comer en el mismo horario.
No consumir carne roja y huevos por la noche.
Hacer actividad física por la mañana.
Merendar fruta.