¿Practicar actividad física ayuda a prevenir el envejecimiento cerebral?

¿Practicar actividad física ayuda a la salud cerebral? (Foto: Pixabay)
¿Practicar actividad física ayuda a la salud cerebral? (Foto: Pixabay)

Con el paso del tiempo, es común que los tejidos y los órganos se degeneren. Esto se debe a que las células van perdiendo la capacidad de mantener su funcionamiento y van disminuyendo. Y a esto se le suma una pérdida de tejido. Al cerebro también le ocurre, y por eso pasa la neurodegeneración o la pérdida de neuronas.

En el cerebro ocurren diferentes cambios que se asocian a la pérdida de funcionalidad, que pueden ser en patologías como la enfermedad de Alzheimer o puede ser debida al envejecimiento. Otros cambios pueden ser el adelgazamiento de la zona cortical, la pérdida de tejido gris (cuerpos neuronales) y blanco (conducciones nerviosas), el aumento del volumen de los ventrículos (huecos dentro del cerebro donde está el líquido cefalorraquídeo) y la disminución de neuronas en diferentes zonas, especialmente en el hipocampo.

En un estudio en el que participan centenares de voluntarios desde hace años se ha demostrado que la reducción en la capacidad metabólica asociada al envejecimiento se relaciona con el aumento del volumen del ventrículo cerebral, también llamado el espacio «hueco» del cerebro, y que es eso lo que lleva a un aumento de la neurodegeneración y de la atrofia del órgano pensante.

Si cuando se reduce la capacidad metabólica, hay una pérdida de volumen cerebral, entonces podemos deducir que una mejor utilización de la energía mediante el ejercicio podría ralentizar la pérdida de tejido en el cerebro.

Un artículo publicado en PNAS (Documentos de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU.) indica que el ejercicio físico aumentaba el volumen del hipocampo, la sección del cerebro donde reside la memoria. En otros estudios en personas mayores se demostró que el ejercicio físico también previene la pérdida de volumen en esta zona del cerebro.

Existe una relación virtuosa entre la práctica del ejercicio físico y la cantidad de sustancia gris en otras zonas del cerebro sensibles a la degeneración asociada con el envejecimiento. Hay indicios de que la práctica de ejercicio físico mejora la capacidad cognitiva e incrementa el tamaño de determinadas áreas del cerebro, especialmente de las relacionadas con la memoria.

Durante el ejercicio, sometemos a nuestro cuerpo a un estrés moderado, ya que obligamos a las células a aumentar el gasto energético. Eso implica movilizar nutrientes, que deben pasar desde los almacenes a los músculos. Se los conoce como hormesis a todos los cambios fisiológicos necesarios para hacer frente a este estrés moderado. En el proceso de hormesis, los músculos liberan sustancias que informan al resto de los órganos que aumenta la demanda energética. Estas sustancias se llaman mioquinas y se liberan a la sangre, que las distribuye al resto de órganos.

Algunas de esas mioquinas alcanzan el cerebro y allí inducen la expresión de genes y proteínas que aumentan la capacidad de las neuronas para establecer nuevas conexiones o reforzar las ya existentes.

Una de esas mioquinas es la denominada BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), que es esencial para que las neuronas establezcan conexiones y así mantenerlas activas. De esta manera tan simple podemos explicar por qué el ejercicio físico mantiene el volumen cerebral durante el envejecimiento.

Además, el ejercicio físico también incrementa el flujo sanguíneo y la oxigenación, lo que repercute positivamente en la actividad cerebral también en personas mayores. Además, otros estudios han demostrado que el ejercicio físico moderado produce efectos antiinflamatorios que pueden generar efectos en el cerebro, por ejemplo, reduciendo así la progresión del Alzhéimer o la demencia senil.

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