El 75% de las personas que necesita un trasplante de médula tiene que recurrir a los registros de datos de donantes de células hematopoyéticas para poder concretarlo porque sólo el 25% de los pacientes cuenta con un familiar compatible, reveló un informe médico.
Encontrar otra persona compatible en el mundo es un desafío para quienes carecen de un familiar para un trasplante de médula. En Argentina, el Incucai cuenta con 27.235 donantes disponibles de células necesarias para poder realizar el trasplante de médula.
Ese registro se une internacionalmente en una red conocida como Bone Marrow Donors Worldwilde (BMDW), que almacena los datos de 14 millones de donantes voluntarios repartidos en el mundo.
Un informe del Hospital Universitario Austral (HUA) alertó que la compatibilidad de médula está muy relacionada con la raza y que la probabilidad de hallar a una persona compatible de células hematopoyéticas en un registro internacional es baja.
María Marta Rivas, hematóloga del HUA, opinó que «si la probabilidad de tener un donante familiar es del 25 al 30%, la de encontrar un donante en un banco internacional es aún menor«.
«Por eso, es fundamental contar con un registro numeroso de voluntarios, porque las poblaciones poseen importantes variaciones genéticas», enfatizó Rivas.
Los datos del Incucai señalan que el año pasado fueron 52 los argentinos que accedieron a un donante no relacionado compatible para un trasplante de médula y 208 los beneficiados por los registros internacionales desde 2003.
La leucemia aguda es la primera causa de trasplante de médula y requiere de la transferencia de una persona sana a una enferma de células progenitoras hematopoyéticas (CPH).
Esas células tienen la capacidad de producir los glóbulos rojos que transportan el oxígeno a los tejidos, los blancos que combaten las infecciones en el organismo y las plaquetas que participan del proceso de coagulación de la sangre.
Las CPH se encuentran en la médula ósea humana, un tejido esponjoso ubicado en la parte central de los huesos, donde se fabrican las células sanguíneas. El hematólogo Mariano Berro precisó que «existen tres modos de obtener CPH de la sangre periférica: por medio de la donación de sangre, a través de una punción de médula ósea, o a partir del cordón umbilical«.
El almacenar la médula para el futuro y que la sangre del cordón umbilical tendría la potencialidad para curar enfermedades como la leucemia disparó la tendencia a criopreservar las células del cordón de los recién nacidos.
En Argentina, conservar en forma privada las células madre del cordón umbilical le cuesta a una familia 1.250 dólares, más 100 por año. A pesar de los costos, hay unas 20.000 personas que eligieron hacerlo.
El Incucai estableció que las células almacenadas en los bancos privados debían inscribirse en el Registro Nacional de Donantes y quedar habilitadas no sólo para uso propio, sino también para ser donadas a quien las necesitara.
La medida contó con fallos en contra que interpretan su inconstitucionalidad y la mayoría de los científicos sostiene que si bien conservar las células madre del cordón es útil, por el momento, su uso es limitado y muchos tienen dudas sobre sus potencialidades.
Berro alentó «la idea del uso de las CPH para fines altruistas, como los bancos de donantes». Puede ser donante de CPH toda persona de entre 18 y 55 años, en buen estado de salud, con un peso mínimo de 50 kilos y en condiciones de donar sangre.
En relación con el problema de la distancia cuando el donante aparece en otro país, los hematólogos del HUA señalaron que la extracción de sangre, a partir de la cual se separan las células hematopoyéticas, se hace en la residencia del donante y luego el personal especializado se responsabiliza de hacer llegar ese material al centro donde se encuentra el paciente en espera. La donación no representa riesgos para el donante, porque advierten que es igual que donar sangre.