Permanecer sentado durante un prolongado período de tiempo en una misma posición puede provocar contracturas.  En vacaciones, luego de varias horas de viaje, se suele llegar al destino elegido con dolores en los músculos del cuello, la cabeza o cintura. O no, si se toman los recaudos necesarios.

La bióloga Aida Sterin Prynce padecía de constantes dolencias en el cuerpo ya que su trabajo la obligaba a realizar prolongados viajes en avión. Sus vértebras cervicales y lumbares sufrían presiones por mantenerse en una postura inadecuada y luego de preguntarse qué hacer para evitarlas, se le ocurrió convertir su dificultad en una idea: fijar a un chaleco de vestir almohadillas removibles en cuello y cintura.

Sterin Prynce vislumbró las ventajas de su ocurrencia: no agregaría más elementos a su equipaje y las almohadillas siempre acompañarían sus movimientos en el asiento. Luego de desvincularse de su empleo, pensó que la idea también podría ser una alternativa laboral. Así desarrolló junto a su marido Félix Prynce el Chaleco Noaj, que busca combinar estética y salud.

La prenda para prevenir contracturas posee almohadillas rellenas de vellón siliconado, que se adapta a los apoyos del cuerpo para después volver a la forma original. “La elección del material es fundamental para que el chaleco pueda cumplir su función. Llegamos a  la decisión gracias a la ayuda de la Universidad Maimónides, institución donde se hizo un estudio biomecánico de los chalecos”, comentó a DocSalud.com Félix Prynce, quien colaboró en el desarrollo del producto.

La prenda, se presenta en tres modelos con precios que oscilan entre los $130 y  los $ 220. El VIP, recomendado para viajes, posee una capucha, se pliega y se convierte en bolso de mano; el reversible es aconsejable para oficinistas que requieran estar mucho tiempo sentado; por último el sport (el más económico) resulta una buena opción para los taxistas, que sufren reiteradas contracturas.  Incluso, según declaró Prynce, fueron probados en choferes, con excelente aceptación.

A su vez, el chaleco resultó elegido como producto innovador por el Ministerio de Ciencia y Tecnología y el relato de cómo esta pareja se convirtió en emprendedora luego de una dificultad real, obtuvo un reconocimiento en los premios INNOVAR 2009 y 2010.

Los pasos de un invento

Tras patentar la idea, la pareja contrató a una diseñadora de indumentaria para confeccionar prendas estéticamente agradables. Luego buscó el aval científico y consiguió el apoyo de la Dra. Laura Legal, Directora de la Escuela de Osteopatía de Buenos Aires, quien luego de probarlo se volvió una usuaria, especialmente a la hora realizar viajes largos de más de diez horas y en extensas jornadas frente a la computadora. “Espero que sea de utilidad para otras personas”, declaró.

Por su parte, el Lic. Pablo Bordi, Especialista en Biomecánica y Director de la Carrera de Kinesiología y Fisiatría de la Universidad Maimónides opinó que “el chaleco está pensado para proporcionar confort en la postura sedente” y que la almohadilla lumbar que lleva incorporada permite que los apoyos no dañen los tejidos, ya que “se adapta a la posición del usuario en cada movimiento”.

Luego de la aceptación de la comunidad científica, Prynce dijo tener nuevas ideas para la prenda en el futuro. “Hace apenas un mes planeamos incorporar un cuello que pueda fruncirse para brindar mayor contacto”, relató. Por otra parte, también buscan expandirse en el mercado, ya que por el momento se vende en algunas farmacias y por venta directa a través de consultas al mail [email protected]. 

“Inteligentemente simple”, fue el calificativo que le correspondió al chaleco una vez que fue lanzado. Por contar con tres modelos con precios accesibles, se convierte en una alternativa a considerar para llegar relajado al destino de las vacaciones.