Un estudio presentado en Bruselas demuestra que el consumo moderado de cerveza después de practicar ejercicio físico es tan efectiva como el agua para la rehidratación y la recuperación. Esta es una de las conclusiones presentadas en el «VI Simposio Europeo en Cerveza y Salud», donde participaron especialistas de la UE en medicina, nutrición y alimentación.
El doctor Manuel Castillo, de la Universidad de Granada, expuso los resultados de un trabajo realizado con un grupo de hombres jóvenes, y que consistió en medir la reacción del cuerpo a la ingesta de agua o cerveza tras realizar un esfuerzo físico intenso. El experto explicó que llevaron a cabo el experimento “para comprobar si la costumbre tan extendida de tomarse unas cervezas después del ejercicio era algo recomendable o no».
La conclusión fue que una cantidad moderada de la bebida-en concreto, dos porrones, «no representa ningún problema que perjudique la rehidratación que se produce tras el ejercicio». En este sentido, ingerirla sería «exactamente igual” que si se tomara agua.
A su vez, Castillo indicó que «no se encontró ni un efecto específico ni uno negativo que se pudiera atribuir a la ingesta de cerveza en comparación con la ingesta sólo de agua» y agregó que en otras conferencias del simposio se presentarán estudios para descartar que exista relación entre el consumo de la bebida la tendencia a desarrollar “barriga cervecera”.
Por su parte, el doctor Ramón Estruch, del Hospital Clínico de Barcelona, explicó por su parte los resultados de varios estudios que demuestran que el consumo moderado de la cerveza «ayuda a la prevención de accidentes cardiovasculares, gracias a sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios de las arterias». Además, proporciona protección frente a factores de riesgo como la diabetes, mejora la presión arterial, baja el colesterol malo y aumenta el bueno.