Enfermedad cardiovascular: la prevención empieza en casa

Modificar los factores de riesgo permite reducir los infartos y accidentes cerebrovasculares. Se recomienda dejar de fumar, comer más sano y hacer ejercicio, además de mantener los ambientes de la casa libres de humo. Hoy se celebra el Día Mundial del Corazón.

La prevención cardiovascular empieza en casa.

Al menos 17 millones de personas fallecen por año debido a enfermedades cardiovasculares, como el infarto y el accidente cerebrovascular (ACV), una cifra que las ubica a la cabeza de la lista de causas de discapacidad y muerte en el mundo.

El origen de estos problemas es la interrupción de la circulación sanguínea debida al depósito de placas de grasa en la pared de las arterias. Esta condición, llamada aterosclerosis, progresa lentamente a lo largo de los años. Cuando aparecen los primeros síntomas, la enfermedad ya está avanzada. Por eso, resulta imprescindible conocer los factores de riesgo que predisponen a adquirir esta enfermedad, para así poder prevenirla. Ellos son, principalmente, la hipertensión  arterial, el colesterol sanguíneo elevado (mayor proporción de LDL, o colesterol malo, en relación a HDL, o colesterol bueno) y la diabetes.

Las principales medidas para controlar los factores de riesgo y reducir las muertes prematuras son: dejar de fumar, consumir alimentos saludables y hacer actividad física. Está comprobado que el tabaquismo aumenta entre dos y cuatro veces la probabilidad de tener un infarto o un ACV. El cigarrillo también es la primera causa de una condición llamada vasculopatía periférica, que produce la claudicación de las piernas –fatiga y dolor que imposibilitan el caminar– por falta de irrigación sanguínea. Abandonar el hábito de fumar reduce claramente el riesgo de enfermedad vascular, por lo que se recomienda que las personas que no puedan dejarlo por su cuenta realicen tratamientos de sustitución de nicotina o con otras drogas.

Los cambios en la dieta consisten en reducir la ingesta total de grasas, en especial de las saturadas –presentes en las carnes rojas, la leche y los productos lácteos, y el chocolate–, y aumentar el consumo de grasas poliinsaturadas o monoinsaturadas a través de los aceites vegetales, los pescados, las verduras de hojas verdes y los frutos secos.

La dieta también juega un rol clave en la regulación de la tensión arterial, sobre todo en relación al contenido de sal. Se recomienda disminuir la cantidad ingerida a menos de 5 gramos diarios y comer mayor cantidad de frutas y verduras (más de 400 gramos por día), así como cereales integrales y legumbres.

El ejercicio diario, otro pilar de la prevención, también ayuda a reducir la tensión arterial. Además, mejora los niveles de colesterol bueno (HDL) y mantiene los niveles normales de glucosa en sangre. Todas las personas deben hacer al menos 30 minutos de actividad física de intensidad moderada por día, como caminar a paso rápido. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, al menos un 60% de la población mundial es sedentaria y no llega a cumplir esta recomendación mínima.

Actualmente, la obesidad es considerada como una epidemia mundial: afecta a más de 300 millones de adultos y hay más de 155 millones de niños con esta enfermedad o sobrepeso. En comparación con un los chicos con peso normal, los de peso elevado tienen entre tres y cinco veces más probabilidades de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular antes de cumplir los 65 años.

La salud del corazón se ve amenazada no sólo por la cantidad total de grasa corporal, sino también por su ubicación. La grasa acumulada en el abdomen está asociada con un aumento de los niveles de riesgo cardiovascular. Por eso, la cintura de los hombres no debe medir más de 94 centímetros y la de las mujeres debe alcanzar, a lo sumo, 80 centímetros.

Diez consejos saludables de la Federación Mundial del Corazón y la Fundación Cardiológica Argentina
para ayudar a las familias y a toda la comunidad a mejorar su salud cardiovascular:

• Incluya en la dieta al menos 5 porciones diarias de vegetales y frutas.
• Trate de modificar el hábito de consumir gaseosas, ofreciendo con mayor frecuencia a su familia agua, leche fresca descremada o jugos de frutas no azucarados.
• Incluya frutas o vegetales en la vianda escolar de sus chicos. Intente convencer a los amigos de sus hijos y a sus padres para que hagan lo mismo.
• Apoye a la maestra de sus hijos para que trate el tema de la alimentación saludable en sus clases. 
• Asegúrese de no consumir sodio (sal) en exceso, sobre todo por medio de comidas procesadas.
• Planifique más actividades familiares al aire libre. Agregue 30 minutos de actividad física todos los días para construir un esquema regular diario. Use las escaleras más frecuentemente que los ascensores y, si es posible, haga que sus chicos vayan a la escuela en bicicleta o caminando.
 Logre que su casa sea un ambiente libre de humo de tabaco y asegúrese de que sus chicos no fumen ni respiren humo de tabaco en otros lugares.
• Limite el tiempo en el que se encuentra físicamente inactivo. Mantenga el televisor o la computadora apagados el mayor tiempo posible e intente que sus niños utilicen su tiempo libre con actividad física plena. 
 Como miembro de la familia, sea usted el primero en dar el ejemplo: coma sanamente, tenga una actividad física regular y no fume. 
• Si usted piensa que alguien de su familia tiene riesgo de contraer una enfermedad cardíaca, consulte a su médico. 

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