La ciudad de Nueva York acordó ayer la primera prohibición en EEUU a las bebidas azucaradas de gran tamaño, el último paso controvertido destinado a reducir la obesidad y sus mortales complicaciones en una nación cuya población presenta los mayores índices de sobrepeso de su historia.
Por una votación de ocho miembros a favor y una abstención, el consejo municipal de la ciudad prohibió las bebidas azucaradas mayores a 16 onzas (cerca de medio litro) en casi todos los lugares donde se venden, a excepción de los negocios de almacenes. La violación de la nueva disposición será penalizada con una multa de 200 dólares.
Opositores, que consideran que la medida viola la libertad personal y dijeron que el alcalde Michael Bloomberg es como una “niñera autoritaria”, indicaron que seguirían su campaña contra el veto, posiblemente acudiendo a una corte con la esperanza de bloquear o revertir la regla que entrará en vigencia en marzo.
«Es triste que el consejo desee limitar nuestras decisiones. Somos lo suficientemente inteligentes como para tomar nuestras propias decisiones sobre qué comer y beber», dijo en un comunicado Liz Berman, dueña de un negocio y presidenta del grupo New Yorkers for Beverage Choices.
El representante de Salud Thomas Farley elogió la aprobación del nuevo reglamento al considerarlo como un paso importante para cuidar la salud de los neoyorquinos y dijo que era probable que la iniciativa sea imitada en otras partes del país y el mundo, tal como sucedió con los vetos a las grasas transaturadas y el consumo de cigarrillos.
Farley dijo recientemente que si la ley llegara a «reducir sólo una bebida azucarada por persona cada dos semanas desde 20 a 16 onzas, los neoyorquinos podrían evitar colectivamente engordar 2,3 millones de libras (1,04 millones de kilos) al año”.
“Esto desacelerará la epidemia de obesidad y evitará enfermedades», agregó.
Alrededor de un tercio de los estadounidenses son obesos y una buena parte de la ley de salud del país está dirigida a enfermedades vinculadas al sobrepeso, como la diabetes tipo 2, los males cardiacos y la hipertensión, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
La OCDE estima que más de dos de cada tres personas tendrá sobrepeso u obesidad en algunos países desarrollados para el 2020.