Los excesos en las vacaciones se traducen en tres o cuatro kilos de más y, la excusa de bajarlos puede ser una oportunidad para adoptar un programa de descenso que pueda sostenerse en el tiempo, ya que según los expertos, las dietas mágicas no sirven. Para ellos, un período de tan sólo 12 semanas alcanza para adoptar conductas saludables a largo plazo.
Pero, ¿cómo hacer para sostener la motivación para el cambio? El primer paso, según la doctora Mónica Katz, médica nutricionista de la Universidad Favaloro, “comienza en el supermercado, al seleccionar mejor lo que se lleva”.
“Cuando yo elijo lo que come mi familia me convierto en el arquero nutricional de mi red social”, dijo Katz tras especificar que la alimentación es un gran acto de respondabilidad, tanto individual como comunitaria. Para mejorarla, se deben tener en cuenta la elección del menú, el método de cocción y el tamaño de las porciones.
A su turno, el doctor Silvio Schraier, presidente de la Fundación Argentina de Nutrición (FAN) especificó que, “para bajar de peso, un hombre debería ingerir cerca de 1.500 calorías por día, y una mujer 1.200”, y este fin se consigue más fácil si se es organizado y se programa lo que se va a comer durante el día.
“Por ejemplo una buena combinación de alimentos es un trozo diario de carne , acompañado por vegetales de todos los colores, preferentemente crudos, con no más de una cuchara de postre de aceite. En la otra comida de la jornada, las verduras deberían ingerirse con una papa o un pequeño plato de pastas, con salsa sin aceite y con no más de una cucharada de té de queso rallado”, detalló Scharier. Pero advirtió que más allá de lo simple que parezca este esquema, un programa de descenso de peso siempre debe estar supervisado por un nutricional, ya que no es difícil cometer errores.
Además de una dieta saludable, se debe evitar el sedentarismo, por ejemplo en el trabajo. “Es fundamental no permanecer varias horas frente a la computadora, ya que existe evidencia que, con levantarse cada hora por unos minutos se disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas”, sostuvo Katz.
“Cualquier ejercicio aeróbico es útil, cada combustible gastado no podrá ser almacenado y así es más sencillo lograr un balance negativo de energía”, agregó para luego especificar que se puede caminar, correr, trotar, nadar, bailar o andar en bicicleta. La clave es realizar actividad entre 30 y 60 minutos por día entre 5 y 7 veces a la semana, ya que dejar todo para, por ejemplo, el domingo no sirve. “La clave es llegar a los 10 mil pasos diarios, lo que equivale a 5 kilómetros, pero no seguidos. Así se queman 200 calorías, suficiente para encarar el descenso”, indicó la nutricionista.
A su vez, quienes lo necesiten, también pueden acudir a complementos como suplementos dietarios. Entre ellos, el más popular es el ácido linoleico conjugado (CLA), que, en personas físicamente activas, reduce la cantidad de grasa, y la reemplaza paulatinamente por tejido muscular, mediante un mecanismo químico que reorienta al metabolismo. “A pesar de carecer de efectos secundarios mayores, es recomendable que esté indicado por un médico, que es quien sabrá manejar el tratamiento integral del paciente”, sostuvo Schairer.
“Por último, para bajar de peso y mantenerlo es esencial sostener los cambios y generarse un entorno favorable es esencial para adoptar un hábito y volverlo inevitable y automático. Para lograrlo se necesitan al menos tres meses”, concluyó Katz.