El Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (UNEP) advirtió que embarazadas y niños en Argentina están expuestos todavía a elevados índices de toxicidad por la presencia de plomo en la pintura que se vende en este país.
Este metal pesado, responsable de unos 600.000 casos anuales de discapacidad intelectual en niños en el mundo, sigue utilizándose en mucha de la pintura comercializada en Argentina, de acuerdo con un estudio sobre la toxicidad de los esmaltes presentado hoy en Nairobi por la UNEP.
Los niveles aceptados de plomo en las pinturas no deben superar las 90 partes por millón (ppm), cifra que en los países en vías de desarrollo y subdesarrollados rara vez se cumple.
Argentina, Chile y Uruguay son los únicos tres países del estudio (que también incluye datos sobre Azerbaiyán, Kirguizistán, Costa de Marfil, Etiopía, Ghana y Túnez) que aprobaron leyes para reducir la presencia de plomo en los pigmentos.
Sin embargo, pese a esta normativa, las pinturas en nuestro país presentan todavía uno de los mayores niveles de toxicidad, con una concentración media de plomo de 17.000 ppm, por detrás de Costa de Marfil (27.500 ppm), Etiopía (18.500) y Túnez (17.900).
El estudio de la UNEP incide en que, pese a haber aprobado una norma en 2004 que prohibía la fabricación o importación de barnices con más de 600 ppm, la mayor parte de las muestras analizadas en Argentina supera esa cantidad.
Chile y Uruguay tuvieron más éxito en la aplicación de sus respectivas regulaciones y el sector de los esmaltes arroja concentraciones muy inferiores a los límites recomendados, de 52,6 y 9,8 ppm, respectivamente.
Aunque no se incluyó este dato en este nuevo estudio, la ONU recordó que México era en 2009 el país latinoamericano donde se vendían pinturas más tóxicas (con concentraciones medias de plomo de 51.900 ppm), solo superado por Tailandia (61.900) en el grupo de las economías en vías de desarrollo.
La reducción en la capacidad productiva de los adultos que en su infancia estuvieron expuestos a este material tóxico genera una pérdida anual estimada de 977.000 millones de dólares (714.418 millones de euros) en los países de rentas medias y bajas.
En África, la pérdida económica vinculada a la exposición de generaciones enteras al plomo (en pinturas, en carburantes, plásticos) se cifra ya en 134,7 millones de dólares (98,5 millones de euros), equivalentes al 4% del Producto Interior Bruto del continente, según la UNEP.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente instó a los gobiernos de países subdesarrollados a dotarse de leyes para controlar la fabricación, importación y exportación de pinturas con plomo.
El éxito de esta medida se ha visto en Latinoamérica, donde algunos países como Argentina todavía deben mejorar la aplicación de sus normas, según el responsable del programa de Sustancias Químicas de la UNEP, Juan Fernando Caicedo.
«Llevamos 90 años trabajando contra la utilización del plomo y queremos erradicarlo en 2020», precisó Caicedo.
El 43 % de la población está expuesta a elevados niveles de plomo en Kenia, amenaza que crece al ritmo de su acelerada urbanización, advirtió el investigador jefe de la Autoridad Nacional de Gestión Ambiental, Issak Elmi.
La exposición a altos niveles de este elemento puede causar en los niños daños en el cerebro y el sistema nervioso central, convulsiones, coma e incluso la muerte.
La OMS estima que unas 143.000 personas mueren al año envenenadas por plomo y apunta como principal causa a la pintura con este metal, que ha dejado de utilizarse en treinta países en todo el mundo.