Cerca de 800 mil argentinos padecen psoriasis, una enfermedad inflamatoria de origen inmune (no contagiosa) que se caracteriza por la aparición de manchas en la piel, con o sin escamas blancas, muchas veces muy irritadas y en ocasiones lastimadas por el rascado. Si bien lo más frecuente es el compromiso del cuero cabelludo, codos y rodillas, tronco y miembros, en los casos moderados y severos puede presentar fisuras dolorosas en pliegues así como también en palmas o plantas, axilas, región inguinal y genital, infecciones superficiales y dolor en casos de gran inflamación. Afecta por igual a ambos sexos y suele presentarse a cualquier edad, aunque se manifiesta con mayor frecuencia en el adulto joven.
Como es una enfermedad inflamatoria sistémica, aunque está considerada como una afección de la piel, también puede llegar a presentarse en el organismo a través de otras patologías denominadas comorbilidades-, como artritis, síndrome metabólico (entendido como la conjunción de cuadros que incrementan la probabilidad de padecer enfermedad cardiovascular o diabetes tipo 2), alteraciones en los lípidos, hipertensión arterial, obesidad, diabetes tipo 2, patologías cardiovasculares, depresión u otros síntomas psíquicos.
“Este potencial de enfermedades asociadas a la psoriasis remarca la importancia de una detección temprana y de un tratamiento precoz, como ejes cardinales que mejorarán el pronóstico de la enfermedad y la calidad de vida del paciente. Más aún, si tenemos en cuenta que la mayoría de los casos se detectan en la infancia o en primera adolescencia”, manifestó el médico dermatólogo Javier Ubogui.
“Asimismo, el abordaje multidisciplinario tanto adulto como pediátrico, en el que participan dermatólogos, reumatólogos, médicos clínicos, y psicólogos o psiquiatras, entre otros, permite no solo controlar mejor la enfermedad sino prever y evitar futuras complicaciones, como las referidas al componente articular o al control de los factores de riesgo cardiovascular”, insistió.
Entre las situaciones que afectan considerablemente la calidad de vida del paciente están el picazón, el sangrado, la necesidad de usar ropa calurosa en verano, la descamación de la piel sobre la ropa, la limitación en palmas y plantas de los pies, y dolor en cualquier zona de pliegue. Sin embargo, son todavía más invalidantes aquellas vinculadas con el compromiso articular o a los factores de riesgo cardiovascular.
Muchas veces las personas en busca de una cura milagrosa terminan visitando a médicos no especializados y esto atenta contra el control de la enfermedad. En opinión de Ubogui, quien es miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), “es fundamental que la psoriasis sea atendida por un médico especializado, y con el auxilio de un equipo multidisciplinario integrado por las distintas áreas terapéuticas comprometidas con la enfermedad”. A su vez, agregó que existen centrosen los que se realizan ateneos semanales para discutir los diferentes casos y acordar el mejor abordaje para la situación de cada paciente de acuerdo con su edad, actividades y síntomas, además de la posible presencia de otras enfermedades vinculadas.
“Es importante destacar que un paciente bajo tratamiento puede llevar una vida saludable y socialmente normal, en la que puede usar ropa cómoda sin tener que taparse, mangas cortas, pollera, shorts o traje de baño en verano; realizar actividades deportivas, no tener picazón ni necesidad de rascarse, dormir adecuadamente y sentirse bien”, agregó.
“Entre las distintas opciones terapéuticas para el paciente con psoriasis, se encuentran las medicaciones tradicionales -en cremas o de administración oral-, como acitretina, metotrexato o ciclosporina; la luz ultravioleta, en base a fototerapia UVB y PUVA; y para los casos moderados o severos, desde hace algunos años contamos con modernos medicamentos biológicos que han demostrado ser un desarrollo de punta que ofrece gran seguridad y eficacia, con resultados comprobados tanto en los aspectos dermatológicos como en los articulares”, refirió Ubogui, quien se desempeñó también como Secretario General de la Sociedad Latinoamericana de Psoriasis (SOLAPSO).
“Sin embargo, más allá de las opciones terapéuticas disponibles, para una mejor evolución de la psoriasis los tres pilares fundamentales son la atención a cargo de un médico especializado, preferentemente integrante de un equipo multidisciplinario; la relación estable del médico y el paciente, renunciando éste a las tentaciones de los curanderos y sus promesas milagrosas y la adhesión del paciente al tratamiento”, concluyó.