Al igual que millones de personas, Natasha Lipman tiene una cuenta en la red social Instagram, en la que comparte fotos de lo que come. Pero en vez de retratar menús de restaurantes modernos, sus imágenes muestran licuados verdes y tentempiés saludables.
Es que esta inglesa de 25 años decidió llevar un diario visual de su alimentación con la esperanza de mantener la constancia en su dieta estricta, que hace que se sienta mejor a pesar de sufrir tres enfermedades crónicas.
Según relató la BBC, Lipman nació con el síndrome de Elhers-Danlos, una enfermedad inflamatoria del tejido conjuntivo, que permite la protección y aislamiento de los órganos. Pero el año pasado desarrolló otras dos patologías crónicas: una de ellas afecta al sistema nervioso autónomo y le genera taquicardia cuando cambia de la posición horizontal a la vertical; la otra es intolerancia a la histamina, que le ha ocasionado alergias severas a varios alimentos, entre ellos el tomate.
«Comencé a sentirme mareada, aturdida, tenía una presión en el pecho y sufría de nauseas constantemente», escribió en la publicación estadounidense Huffington Post para explicar los nuevos síntomas que la aquejaban. «No me podía levantar sin tener la sensación de que me iba a desmayar. No podía comerme ni media banana sin pensar que iba a morir y que necesitaría días para recuperarme. Daba vueltas en la cama sintiéndome terriblemente mal», añadió Lipman.
Llegó un punto en que no podía salir de su casa ni seguir trabajando. Incluso la joven declaró que los remedios que le había prescripto no la ayudaban y la hacían sentir terribles efectos secundarios.
Tras un episodio médico grave a comienzos de este año, la Lipman decidió tomar un rol activo en su recuperación: tras investigar, eliminó de su dieta la carne, los lácteos, el gluten, el azúcar refinada y los alimentos procesados. Los sustituyó por comidas preparadas a base de plantas, en especial el jengibre, al que le atribuyen propiedades analgésicas.
Según Lipman, la mejora en meses fue tan grande que hasta podía cumplir con un trabajo a tiempo completo desde su casa y comer sin repercusiones.
Pero advirtió: «No comparto nada a menos que lo haya investigado y yo misma lo haya probado. Nunca le diría a nadie que hay una manera correcta de hacer las cosas. El que una persona haya leído algunos de mis comentarios no quiere decir que entienda mis condiciones de salud y la complejidad de las reacciones químicas que son únicas en cada uno de nosotros».
A medida que Lipman empezó a sentirse mejor, redujo las medicinas que se estaba tomando progresivamente. En este momento, no ingiere ninguna, pese a que ha sufrido algunas recaídas. Sin embargo, la bloguera resalta que su experiencia es personal y que no aboga para que otras personas abandonen sus medicamentos.
«Las drogas ayudan a muchas personas. Si no hubiera sido por ellas, el año pasado, en un momento específico, ni siquiera habría podido pararme. Era lo que necesitaba en ese instante», concluyó.
Fuentes: BBC Mundo