Un comité de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó por primera vez el uso de la vacuna contra el dengue en los 100 países donde el virus es endémico.
El Grupo Asesor de Expertos sobre Inmunización (SAGE) recomienda que se utilice en aquellos países donde el virus es endémico y en las zonas donde haya una incidencia mayor al 50%.
«Se ha podido comprobar en 8 modelos matemáticos que donde hay una incidencia de menos del 30% la vacuna tiene efectos adversos, como mayor índice de hospitalización, pero en lugares con incidencias mayores al 50%, la severidad decrece, por lo que recomendamos que se inocule en los lugares donde haya al menos una transmisión sostenida del 50% o más», declaró John Abramson, presidente del SAGE.
Los expertos sugirieron que los países introduzcan en sus programas de inmunización regulares la nueva vacuna, aprobada ya en países como México, Brasil, El Salvador y Filipinas, y en camino en Paraguay.
La vacuna es efectiva contra los 4 serorotipos del virus del dengue -aunque es más eficaz contra el 3 y el 4- y en general tiene una eficacia del 60%, que aumenta considerablemente si el paciente ha sido expuesto con anterioridad al virus.
El grupo asesor recomendó que la vacuna se aplique a los niños de entre 9 y 11 años, dado que se ha comprobado que si se administra a menores de menos edad también puede tener algunos efectos adversos, como mayores hospitalizaciones.
Pero dado que la mayor incidencia se da entre los adolescentes, el Grupo ha decido establecer la pre-adolescencia (entre 9 y 11) como la franja de edad más adecuada.
No obstante, los países son los que tienen la última palabra respecto a quiénes inocular la vacuna, es decir si se inmuniza a toda la población o sólo en los lugares donde haya alta incidencia, y a qué franja de edad.
El dengue es trasmitido por la picadura del mosquito Aedes Aegypti que produce dolores musculares y puede convertirse en fiebre hemorrágica mortal.
Entre 50 y 100 millones de personas contraen la enfermedad anualmente; de ellas 500.000 padecen la versión hemorrágica; y unas 22.000 mueren.