¿Quién dijo que el sexo es el fin que, entrada la adultez, todos perseguimos? Desde siempre se habló de la intimidad que se forma como parte lógica y natural de cualquier vínculo amoroso. Con o sin compromiso, de paso, con ganas o por el mero hecho de sumar historias, tener relaciones carnales pareciera ser un ingrediente fundamental de la vida diaria. Sin embargo, existen muchas personas que, no porque no tengan la oportunidad sino por elección, dejaron de tener esta práctica.
En algunos casos la creencia es que la intimidad es mucho más fuerte si se nutre sólo de amor y cariño, ya que sin actividad sexual hay menos complicaciones y se aspira a la felicidad sin potenciar el deseo. En otros casos, la marca de malas experiencias pasadas es tan profunda que lo que menos se quiere es volver a sufrir.
Pero esta elección no es fácil. La persona trata de evitar “tentaciones”. Evade momentos a solas con un individuo con el cual comienzan a sentir atracción de piel. Realiza deportes en demasía para calmar esa necesidad de “descarga”, no lee ni mira películas eróticas y prefieren no tocar temas determinados.
También están las mujeres que conciben el sexo como mero acto original de procreación. Una vez que tuvieron a sus hijos, sienten que ya no “necesitan” nada más. El sexo carnal, disfrutable, sentido, no forma parte de sus objetivos y se ve anulado con excusas como falta de tiempo por los chicos o el cansancio del día.
Con todo, siempre se suele buscar ponerle un rótulo a las acciones. Aún existen debates sobre la si asexualidad es una orientación sexual, aunque a muchos les cuesta creer que tanto un varón o una mujer elijan no tener relaciones. Definitivamente, se la define diferente de una abstinencia sexual o del celibato, que suelen ser motivados por creencias religiosas o personales.
Pero lo importante es entender que todos debemos perseguir nuestro bienestar, que muchas veces no coincide con el patrón social permitido “normal”.
No por ello, quienes eligen vivir sin sexo deben ser condenados o tratados de inferior manera. Cada quién tiene el derecho de sentir lo que su cuerpo y alma le pidan para ser feliz.
*Mariela Tesler es Sex Coach y experta en Parejas.