Lo mira, le gusta y avanza. Sin esperar que el cortejo surja de él, muchas mujeres se transformaron en cazadoras. El varón, algo desconcertado, primero se alegra, luego se retrae. ¿Qué hacer cuando una mujer toma la iniciativa?
La prehistoria muestra un varón que sale a buscar el alimento, mientras la fémina se queda cuidando la cría, esperando que él vuelva con lo que consiguió cazar. Su naturaleza es esa y disfruta de merodear la presa, observarla detenidamente y ver cuál será la mejor estrategia para cuando este desprevenida, hacerla suya.
Los últimos años mostraron una mujer independiente, decidida, que elije, propone, dice que no cuando no quiere y que ya no finge. Esto ha sido muy positivo, pero la relación de pareja sufrió un cambió lógico teñido por semejante giro.
La seducción debería estar presente en cada relación. El mimo, el halago, el beso, formar parte del día a día. Jugar a “cazarnos” alimenta la llama del deseo y provoca que queramos más. Las mujeres avasallantes deberían dejar un espacio para que él sienta que sigue eligiendo, aunque ya esté cazado por ella. El equilibrio sigue siendo clave: ni sumisa ni avasallante.
Traer un vibrador a la cama hace años era una propuesta principalmente masculina. Hoy no sólo la mujer elige y compra sino que además, sale de su casa con el vibrador en la cartera.
Los tiempos y las ganas de ambos suelen ser diferentes. La juguetería, especialmente con vibración, estimula muy rápido y descubre nuevos puntos de placer. Las mujeres ya lo han comprobado y hoy llevan su toy al encuentro, para que, si tiene ganas, el varón o ella misma juegue delante de él.
Quedarse con las ganas de tener un orgasmo ya es cosa del pasado. El disfrute depende de cada uno y la mujer 2017 ya lo tiene muy claro. De nada sirve fingir.
*Mariela Tesler es Sex Coach.