Una campaña gratuita para detectar la hepatitis C se realizará entre el 4 y el 15 de septiembre en 45 hospitales de todo el país, donde se brindará información y se harán testeos rápidos para diagnosticar el virus, que afecta a unos 400.000 argentinos, aunque se estima que seis de cada 10 no saben que padecen la enfermedad.
La actividad es organizada por el Laboratorio Nacional de Referencia para Hepatitis Virales del Instituto Carlos Malbrán y la Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (Aaeeh), que precisaron que quienes quieran participar de la iniciativa «podrán orientarse sobre cuál es el hospital más cercano a su domicilio que forma parte de la campaña consultando el sitio web www.anlis.gov.ar«.
«Como la mayoría ignora que padece la enfermedad, tenemos que salir a buscarlos para que lleguen al diagnóstico y podamos tomar las medidas necesarias para preservar su salud, controlar el estado de su hígado y curarlos», sostuvo Jorge González, jefe del Servicio del Laboratorio Nacional de Referencia para Hepatitis Virales del Malbrán.
La hepatitis C es una condición crónica, potencialmente grave, que hoy se puede curar en más del 95 por ciento de los casos: «La Organización Mundial de la Salud (OMS) planteó a nivel mundial el ambicioso desafío de eliminar ese virus para 2030. Con el objetivo de dar los primeros pasos en ese camino, es fundamental detectar a los pacientes desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, por eso estamos convencidos de la necesidad de llevar adelante campañas como esta», aseveró por su parte Ezequiel Ridruejo, presidente de la Aaeeh.
En los casos en que el test -que brinda resultados en 30 minutos- dé positivo, «el equipo médico realizará más estudios para confirmar el diagnóstico y brindará el asesoramiento necesario sobre los pasos a seguir», precisaron los organizadores.
«Muchos creen que no estuvieron expuestos a situaciones de riesgo de contraer hepatitis, pero la gran mayoría de los diagnósticos sorprenden a la persona», alertaron.
Y continuaron: «Las vías de contagio son a través de sangre infectada, fundamentalmente por transfusiones de sangre y hemoderivados antes de 1993 (año en que se incluyó el virus en los controles pretransfusionales en la Argentina), el uso de instrumental médico y odontológico mal esterilizado, por compartir cepillos de dientes, afeitadoras, jeringas u otros elementos cortantes, a través de la realización de tatuajes y piercings sin los cuidados necesarios, relaciones sexuales sin protección y de madre a hijo durante el embarazo».
«Por lo tanto, muchos adultos que se creen sanos podrían ser portadores y, si no se hacen el test, es posible que reciban su diagnóstico cuando su hígado ya esté en una etapa mucho más avanzada de la enfermedad», alertaron.
Ese virus se aloja en el hígado y, si no es tratado, puede ir lentamente generando daño progresivo hasta ocasionar falla hepática, cirrosis, tumores en el hígado y hasta requerir un trasplante: «Tenemos que hacer todo lo posible para no llegar tarde, porque en esa etapa es menor la ayuda que podemos brindarle al paciente. Uno puede curar la hepatitis y reparar el daño que le produjo en el hígado cuando el tratamiento se inicia en forma precoz», enfatizó Ridruejo.