Esta época de frío favorece la circulación de gérmenes productores de infecciones respiratorias como faringitis, laringitis, bronquitis o neumonías, sumados a las variantes de Covid-19 que todavía persisten en el mundo. Estos procesos infecciosos pueden ser altamente riesgosos en personas con características de vulnerabilidad o enfermedades crónicas.
“El sistema inmunológico, compuesto por una red compleja de células, órganos y tejidos, es el encargado de defender al organismo de esas infecciones, como las bacterias y los virus”, dice el Dr. Ernesto Crescenti (MN: 50.776), médico, investigador y Director del “Instituto de Inmunooncología Dr. Ernesto J.V. Crescenti” Y agrega: “A través de una reacción organizada del cuerpo los organismos infecciosos que lo invaden son destruidos. Cuando este sistema está menos activo de lo normal se dice que el paciente tiene una baja en sus defensas, lo cual lo torna más susceptible a contraer infecciones bacterianas o virales a repetición”.
Durante la época invernal, los cambios repentinos en la temperatura influyen sobre el organismo, volviéndolo más vulnerable a las infecciones y virus. Esta adaptación a los cambios de temperatura incluye también al sistema inmunológico, por lo que resulta importante estar atentos y mantenerse saludables.
¿Cómo podemos fortalecer nuestro sistema inmunológico?
Muy simple: con una dieta balanceada, bebiendo al menos 2 litros de agua por día, consumiendo vitaminas A, C y E, evitando situaciones de estrés, teniendo un sueño reparador y realizando actividad física.
Recomendaciones para cuidarse con las bajas temperaturas
Consumir comidas y bebidas calientes (guisos, sopas, té, mate)
Evitar la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas.
Evitar permanecer demasiado tiempo en espacios abiertos dado que nos vemos más expuestos a las bajas temperaturas.
Llevar varias prendas ligeras y cálidas superpuestas en lugar de una sola prenda de tejido grueso.
Proteger el rostro y, en la medida de lo posible, si el clima es muy frío y húmedo, usar calzado impermeable.
Brindar especial atención a la población más vulnerable: personas mayores, niños, personas en situación de calle y personas con enfermedades respiratorias, circulatorias, cardíacas, en tratamiento oncológico, entre otros.
Extremar cuidados con las estufas: Mantenerlas a más de un metro y medio de material combustible (cortinas, papeles, colchones, etc.). Si se emplean estufas eléctricas asegurarse del buen estado de los cables y los enchufes. Procurar utilizar sólo un artefacto por tomacorriente. Tomar especiales precauciones para evitar la intoxicación por braseros o estufas, que nunca deben encenderse en lugares cerrados sin renovación de aire. No usar hornallas y/o horno para calefaccionar el ambiente.
Lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón.
Al toser o estornudar, cubrirse la boca y nariz con un pañuelo descartable o con el ángulo interno del codo. Tirar a la basura los pañuelos descartables inmediatamente después de usarlos.