Durante mucho tiempo cocinar la comida de todos los días era un “ritual”, incluso podía llevar varios días de preparación e involucrar a varios miembros de la familia. Esa costumbre comenzaba al buscar uno por uno los ingredientes que integrarían ese plato, los cuales eran en su mayoría, sino en su totalidad, productos naturales, frescos y de estación.
Actualmente este “ritual” se fue modificando y muchas de las comidas (no solo ingredientes) se eligen en base a su practicidad, facilidad y tiempo de cocción. Hasta en más de una oportunidad, son elegidos por el impacto visual que genera su envoltorio o por la publicidad que conllevan. Resumiendo lo anterior, se pasó de una alimentación rica en comida real a una alimentación rica en ultraprocesados (formulaciones industrializadas, altamente procesadas que incluyen ingredientes, aditivos que tiene poco o nada que ver con la comida real).
Para citar un ejemplo se estima que el 58% de las calorías ingeridas en los Estados Unidos provienen de alimentos ultraprocesados y esto no es un problema únicamente de ese país, ya que su consumo esta creciendo en prácticamente todo el mundo.
Ahora bien, se viene proponiendo que esta industrialización de la comida puede alterar el efecto beneficioso de ciertos alimentos (a partir de la remoción de nutrientes saludables, introduciendo otro tipo de nutrientes no saludables, aditivos y/o modificando su estructura física).
El consumo de ultraprocesados se ha asociado al desarrollo de obesidad/sobrepeso, hipertensión arterial, síndrome metabólico y diabetes mellitus. Sin embargo, pocos estudios evaluaron si el consumo de ultraprocesados aumenta el riesgo de que las personas tengan eventos cardiovasculares (principal causa de muerte a nivel mundial).
Para responder este interrogante un grupo de profesionales de la Universidad de Nueva York realizó un trabajo que fue publicado recientemente en una prestigiosa revista científica. En el mismo participaron un total de 3003 adultos que no presentaban enfermedad cardiovascular cuando comenzó el estudio. El promedio de edad de los participantes era de 53 años. Se dividió a la muestra en 5 grupos en base a la cantidad de porciones de alimentos ultraprocesados que consumían por día. Cuatro porciones/diarias de ultraprocesados fue el promedio del grupo con el consumo más bajo, mientras que el mas alto comió 12 porciones/día.
Se observó que a mayor consumo de alimentos ultraprocesados también era mayor el consumo de grasas totales, sodio y era menor la ingesta de proteínas y fibras. Y s0i bien el consumo de hidratos de carbono fue similar en todos los grupos, la ingesta de sacarosa fue mayor en el grupo que mas consumo de ultra-procesados reportó.
Los participantes tuvieron un seguimiento promedio de 18 años. El estudio evidenció que el consumo de 3 porciones diarias de alimentos ultra-procesados se asoció a un 22% de aumento del riesgo de presentar eventos cardiovasculares y del 30% de eventos coronarios. Por otro lado, por cada porción extra a las tres mencionadas el riesgo de presentar los eventos mencionados aumenta un 7% y 9% respectivamente.
Otro punto que se estudió fue si el consumo de estos alimentos, además de aumentar el riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares, se asociaba a un aumento del riesgo de morir por un problema cardiovascular, y el hallazgo fue nuevamente a favor del incremento del riesgo.
Estos resultados ponen en evidencia que el consumo de estos alimentos es perjudicial para la salud cardiovascular.
Va llegando la hora de comer y no se aún que voy a cocinar, pero después de leer este articulo lo que sí se es que voy a ir a comprar alimentos naturales para cocinar comida real.
