La importancia de cuidar las cicatrices en verano

Durante esta época del año, las marcas en la piel quedan expuestas a los rayos del sol y al contacto con el agua. Por tanto, es importante conocer cuáles son los recaudos necesarios para  protegerlas.

Las cicatrices son marcas en la piel que pueden ser transitorias si se colaborara con el proceso normal de reparación de tejidos. Se dividen según su origen en dos tipos: las nuevas, de color rosado, y las antiguas, de color nacarado.  Éstas últimas, a su vez, pueden tener distintas características.

Según su color,  pueden ser  hiperpigmentadas, de color marrón oscuro, o hipopigmentadas, de tono blanquecino;  según su forma, pueden encontrarse cicatrices hipertróficas, es decir con exceso de crecimiento de la piel que permite palpar un relieve o atróficas, que son aquellas que presentan una depresión o hendidura con respecto a la piel circundante.

Es importante cuidar a toda cicatriz del sol con un protector solar mayor a 50 FPS. Cabe destacar que para garantizar un cuidado efectivo, se debe colocar media hora antes de la exposición al sol (RUV) en forma abundante para que cubra toda la cicatriz, y reponerlo cada dos horas o con mayor frecuencia si se sumergió en el agua.

También es necesario cuidar la cicatriz del contacto con el agua. Si es nueva y aún se encuentra abierta, no es aconsejable mojarla, excepto durante el baño de ducha para higiene personal, que debe ser rápido y, una vez terminado, la herida debe secarse con aire frío, ya sea abanicando la cicatriz o con el secador de pelo. Si la herida ya está cerrada, el contacto el mar o en una pileta no será un problema, siempre y cuando al salir se reponga el protector solar.

Al terminar la jornada, es fundamental hidratar la herida con una buena crema reparadora,  preferentemente indicada por un dermatólogo, ya que hay de diferentes tipos según las necesidades de cada paciente y de cada caso.

En cicatrices viejas, el uso adecuado de protector solar y crema hidratante son suficientes para cuidar la piel. En el caso de las nuevas, es más complejo y se requiere considerar más los pasos de cuidado, en especial si es producto de algún procedimiento quirúrgico, ya que en estos casos las heridas suelen estar protegidas con algún vendaje,  el cual las resguarda de microorganismos, reduce el riesgo de infección, y absorbe líquidos que se pueden filtrar hacia la herida. De ser así, entre la piel y el vendaje puede ser necesario el uso de una crema con antibiótico la cual debe ser indicada por el médico.

En caso de encontrar hinchazón o sangrado, aumento de temperatura con respecto al resto de la piel sana, mayor enrojecimiento, o mal olor en cualquier cicatriz, se debe consultar rápidamente con un especialista.

*La doctora Natalia Muñoz Balestra(MN: 101535) es dermatóloga de la Clínica Zabala.

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