El ardor en el pecho o quemazón es uno de los síntomas principales a través de los que se manifiesta la acidez o Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico. Esta afección que tiene que ver con el retorno del contenido del estómago hacia el esófago puede asociarse a una disminución de la presión de la barrera anti-reflujo, que se encuentra en la unión entre el esófago y el estómago.
Argentina, Estados Unidos, Suecia y Turquía están en los primeros puestos en cuanto a prevalencia de Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico. Un estudio epidemiológico llevado a cabo en nuestro país indica que el 23% de la población argentina, es decir uno de cada cuatro personas, tienen síntomas de reflujo. Asimismo, no todos llevan adelante un tratamiento adecuado.
“La acidez puede ser normal cuando uno come en exceso, abusa de los picantes, las grasas o los dulces. Sin embargo, cuando los síntomas persisten en el tiempo, hay que consultar con un especialista, ya que en situaciones prolongadas puede llevar a una hipersensibilidad a nivel esofágico, esto hace que una persona pueda percibir molestias que normalmente no debería sentir”, sostiene el Dr. Olmos, jefe de la sección Neurogastroenterología del Hospital de Clínicas.
Según los especialistas, este aumento en la cantidad de casos y la gravedad de los mismos de manera exponencial en los últimos 20 años tienen que ver con los malos hábitos alimentarios, el sedentarismo y el estrés. A su vez, el aumento en la tasa de obesidad también es un factor determinante en el incremento de los síntomas de reflujo”.
“Hay algunos alimentos y bebidas irritantes, como el mate y el café, que pueden desencadenar o empeorar este síntoma”. Al respecto, el doctor Olmos explica que “no son bebidas que causan reflujo o acidez por sí mismas, pero quien padece reflujo puede ser susceptible de profundizar los síntomas, sobre todo si no está medicado”.
¿Cuándo el reflujo es un problema?
Cuando la persona siente una real molestia por los síntomas. En este caso los antiácidos de venta libre, que es el tratamiento al que recurren gran parte de las personas, conllevan el riesgo de ocultar síntomas de una afección que podría ser más grave o de un mal manejo de la situación, por ser una medicación inadecuada. Cuando se altera la vida cotidiana no hay que esperar, sino hacer la consulta con un especialista”, puntualiza Olmos y agrega que “los remedios caseros y la automedicación no son la respuesta”.