El cáncer de piel afecta cada vez a personas más jóvenes. Los especialistas recomiendan usar protector solar todo el año, hacerse revisar los lunares y aseguran que los días nublados son más perjudiciales ya que las nubes permiten que pasen las radiaciones solares que más cáncer cutáneo producen.
“El cáncer de piel es el primer tipo de cáncer de la vida adulta. Si bien no contamos con datos estadísticos, la consulta por lesiones de piel sospechosas de cáncer es frecuente en el Hospital. Por tal motivo desde hace 30 años se realiza la campaña gratuita “consulte por lunares” la tercera semana de noviembre”, dice Ariel Sehtman, médico de la División Dermatología del Hospital de Clínicas.
“Los tres tipos de cáncer en la piel más frecuentes son el carcinoma basocelular, el carcinoma espinocelular y el melanoma. Existen lesiones precursoras de estos tres por lo cual es importante la consulta periódica con el especialista, a fin de poder detectarlas y así, ayudar a prevenir el cáncer cutáneo. Una de estas lesiones son las queratosis solares (que comienzan como manchas rosadas pequeñas en sitios expuestos al sol como el cuero cabelludo, las orejas, la cara, los brazos y las piernas, lugares donde la gente no se pone habitualmente el protector solar). Estas manchas, con el tiempo, se cubren de una pequeña escama blanca y que muchas veces no tienen síntomas. Esta lesión precancerosa, no solo es la más frecuente sino que, además, tiene hasta un 25% de posibilidad de volverse cáncer de piel”, relata el profesional. quien agrega además que “los lunares que tienen más de un color o distintos tonos del mismo color, que miden más de 6 milímetros, que son irregulares, empiezan a crecer o sangran, son síntomas para prestar atención”
Respecto de cuál es la franja etaria más afectada por este tipo de cáncer, el especialista asegura que “cada vez se ven más casos en personas más jóvenes, por el hábito de tomar sol, el uso inadecuado de las camas solares y la falta de cuidados dermatológicos como el correcto uso del protector solar y vestimentas adecuadas, incluido los lentes con filtros solares. Hace una o dos décadas atrás, era frecuente ver cáncer de piel a partir de los 40-50años, hoy vemos más consultas en individuos mayores de 30. Mientras más bronceado esté uno, significa que hemos oxidado más nuestras células cutáneas y, para protegerse del daño ocasionado por el sol, deben fabricar más pigmento”. Es decir, más bronceado significa más daño. De allí la importancia de las medidas de fotoprotección y de fotoeducación adecuadas, para permitir poder disfrutar del sol con los recaudos necesarios para atenuar sus efectos nocivos,
“Aquellas personas de ojos, piel y cabellos claros (Fototipos 1 y 2) son los más proclives a padecer cáncer de piel. Se aconseja no exponer al sol a niños menores de 6 meses, tampoco las personas mayores, porque sus sistemas de defensas son más bajos y no responden adecuadamente frente al daño solar. Las personas que toman medicación por el motivo que sea deberían consultar al dermatólogo por el riesgo de exacerbar lesiones cutáneas frente a la exposición solar”, dice el médico del Hospital de Clínicas.
Detectado y tratado a tiempo, el cáncer de piel puede curarse en la gran mayoría de los casos. “Un diagnóstico y tratamiento precoz permite lograr tasas de sobrevida a los 5 años del 95%”. Además, hoy en día existen variedad de tratamientos médicos y quirúrgicos que permiten lograr esos resultados”, dice el Dr. Sehtman.
Prevención: consejos a la hora de exponerse al sol
“La prevención solar es durante todo el año. Días de sol y nublados por igual (aunque no lo veamos el sol siempre está). La prevención debe ser mediante medios físicos (lentes de sol, ropa adecuada, gorros o sombreros) y medios químicos como los protectores solares con factor 30 o superior. El protector solar debería considerarse una medicación no solo para prevenir cáncer de piel sino para otras afecciones como el lupus, la rosácea, otras dermatosis fotosensibles, personas trasplantadas, pacientes oncológicos”, dice el profesional del Hospital de Clínicas.
Respecto a los protectores solares, recomienda “la aplicación y la replicación de los protectores, se aconseja aplicarlo media hora antes de la exposición al sol, y repetirlo cada dos horas, tanto días de sol como los nublados. Aquellos productos resistentes al agua no son resistentes a las toallas. Es recomendable en estos casos volver a aplicar luego de secarse por este medio. El protector solar no protege de la insolación ni del golpe de calor. Deben ser para radiaciones ultravioletas A (UVA) como B (UVB). Una vez aplicado, el protector solar tarda entre 10 y 15 minutos en actuar, de allí la importancia de aplicarlo previo a iniciar la exposición.
“En nuestro país para evitar más casos de cáncer de piel sería muy importante, además de las campañas y consultas para la detección y para la fotoeducación, contar con envases familiares de los protectores solares para garantizar el uso periódico, con precios accesibles y descuentos de obras sociales y medicinas prepagas”, ya que deberían considerarse como medicamente y no como un producto dermoestético, dice Sehtman.
Además recalca que “cuando tenemos una quemadura solar, no debemos exponernos al sol por un par de días, ni aplicar cualquier tipo de producto como dentífricos, azúcar o alcohol, ni cualquier tipo de cremas. Ante esta situación, consultar con el médico dermatólogo”
“El horario recomentado para evitar el sol sin las medidas de protección adecuadas es de 10 a 15 hs. Cuando notamos que tenemos sombra corta de nuestro propio cuerpo, ahí sabemos que es más peligroso. Si vemos sombra larga, sabemos que es mejor horario”, dice el médico.
“Una última recomendación muy importante es qué pasa con los días nublados. Reitera que, aunque no lo veamos, el sol siempre está. Los días nublados pasan las radiaciones más agresivas a través de las nubes, es decir, aquellas que más cáncer de piel producen. Es decir, un día nublado es más peligroso aún que un día soleado. Por eso es importante extremar las medidas de fotoprotección en estos días y no creer que porque no se vé al sol, no produce daño y por lo tanto no debo cuidarme ”, cierra el especialista.