El aprendizaje a través de exámenes de práctica puede proteger la memoria contra los efectos adversos del estrés, según afirma un grupo de científicos de la Universidad Tufts en un estudio publicado por la revista Science.
Los expertos se enfocaron en las posibilidades ofrecidas por la práctica de la recuperación, una estrategia que consiste en recrear algo aprendido en el pasado.
«El estrés puede perjudicar la memoria, pero aprender usando estrategias efectivas puede eliminar ese problema», explicó a la agencia Efe Amy Smith, estudiante del posgrado en psicología de Tufts, en Boston, y coautora de la investigación.
«Los estudiantes pueden beneficiarse de usar estrategias de aprendizaje como la práctica de la recuperación para estudiar para exámenes complejos que provocan estrés y ansiedad», agregó.
Para los investigadores de Tufts, la práctica de la recuperación o la realización de exámenes de práctica producen representaciones más fuertes en la memoria, a las que los sujetos pueden acceder incluso bajo un alto estrés.
«Así como un médico le recomendaría hacer ejercicio a alguien que quiere fortalecer su cuerpo, yo recetaría esta práctica para cualquiera que quiera fortalecer su memoria», explicó Smith.
Para ella, los resultados apuntan a que «no necesariamente» la preocupación tiene que centrarse en la cantidad de tiempo que se invierte en estudiar, sino en el modo de hacerlo.
En el estudio, los investigadores trabajaron con estudiantes, a los que pidieron aprender un conjunto de 30 palabras y 30 imágenes, a través de un programa de computación que mostraba un elemento a la vez durante unos pocos segundos.
Un grupo estudió a través de la recuperación y utilizó exámenes de práctica en los que debían recuperar en su memoria la cantidad de elementos que podían. En cambio, otro grupo solo observó los elementos en la pantalla y estudió de forma tradicional.
Un día después, la mitad de cada grupo fue colocada en un escenario pensado para inducir estrés: a estos participantes se les pidió dar un discurso y resolver problemas matemáticos frente a tres de sus compañeros, dos jueces y una cámara de vídeo. Finalmente, los participantes dieron un examen de memoria en el que tuvieron que recordar las palabras e imágenes del día anterior.
Como resultado, los individuos que habían estado bajo estrés y habían aprendido a través de la práctica de la recuperación recordaban, en promedio, unos once elementos de cada conjunto de palabras e imágenes. Los que no habían sido sometido al escenario de estrés recordaban un número similar.
Sin embargo, los que habían memorizado de forma tradicional recordaban menos palabras en general: los que habían pasado por el escenario de estrés recordaban apenas siete elementos, mientras que quienes no lo habían hecho, podían enumerar nueve.
«Hemos demostrado que lo que pasa durante el proceso de aprendizaje puede determinar si podemos recordar la información bajo estrés. Usar la técnica de estudio adecuada podemos reforzar nuestra memoria», señaló Smith.