Afirman que el sueño fija lo que se aprende durante el día

Un estudio que trabajó con la enseñanza de nuevas palabras demostró que tras dormir, aumentan los recuerdos de lo adquirido la jornada previa. Agregó que lo que se enseña de noche, se asimila mejor, ya que por la mañana hay más estímulos que distraen.

El sueño contribuye a fijar en el cerebro los conocimientos adquiridos durante el día y sirve para mejorar las habilidades lingüísticas. Esas son las conclusiones del estudio del investigador belga Nicolas Dumay, del Centro Basque sobre Cognición, Cerebro y Lenguaje (BCBL por su sigla en inglés) de San Sebastián, en España.

La investigación de Dumay buscaba adentrarse en las funciones que desarrolla el cerebro mientras dormimos, una cuestión sobre la que la ciencia no tiene aún una respuesta completa. Sus experimentos, según afirma el autor, demuestran que durante las horas de sueño el cerebro revisa las palabras aprendidas durante el día, y las fija en la memoria lingüística.

El científico del BCBL empleó el aprendizaje de palabras nuevas para probar su hipótesis sobre la actividad cerebral durante el sueño, señala una nota de prensa del centro vasco internacional de investigación.

Según Dumay, que desarrolló el experimento con vocabulario en inglés, «las palabras luchan entre ellas por el acceso a la memoria en nuestro cerebro», y este experimento demuestra que «sólo después de dormir las palabras recién aprendidas logran el estatus de palabra asimilada». «En cierto modo, el sueño “hace reales” a estos términos, añadió.

La investigación, publicada en la revista científica Cognition, probó que durante las horas de sueño el cerebro revisa las palabras aprendidas durante el día, mejora las habilidades lingüísticas y fija las palabras aprendidas.

En la fase experimental, desarrollada en la Universidad de York, en el Reino Unido, el investigador del BCBL mostró 36 palabras nuevas a 32 personas. Uno de esos vocablos fue «numesstac», sin significado alguno en inglés, pero en cuya composición figura la palabra «mess», muy común, y que significa desastre o desorden.

Cinco minutos después de escuchar palabras de este tipo, los participantes recordaban un 7% de los nuevos términos. Pero 24 horas más tarde, es decir después de dormir, la tasa de recuerdo de los vocablos se elevó hasta el 12%.

Lo más significativo, según el autor del experimento, fue que las personas fueron mucho más lentas en reconocer las palabras que ya conocían, como «mess,» que estaban insertas en los términos propuestos.

Según Dumay, esta lentitud en el reconocimiento de los términos ya conocidos se debe a que durante el sueño los participantes del experimento asimilaron los vocablos nuevos como «numesstac,» que dejó de ser una palabra novedosa para convertirse en una asimilada, lo que dificultó el reconocimiento del término «mess».

En base a esta conclusión y otros estudios anteriores sobre el sueño y la mente, Dumay asegura que el cerebro asimila más fácilmente las palabras aprendidas durante la noche, antes de dormir, ya que durante el día el cerebro tiene muchos otros estímulos que interfieren con los términos adquiridos por la mañana.

Además de este experimento, Dumay llevó a cabo varias investigaciones relacionadas con el aprendizaje, la lingüística y el cerebro. Algunas de sus conclusiones están siendo aplicadas para el desarrollo de nuevas técnicas de enseñanza de idiomas. 

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