Con la llegada del frío, aparecen más casos de bronquiolitis, una patología que puede afectar a dos tercios de los bebés menores de dos años, pero que puede derivar en hospitalizaciones de bebés de alto riesgo. El virus sincicial respiratorio (VSR) es uno de los principales causantes de esta enfermedad respiratoria que afecta las vías aéreas inferiores o ‘bronquiolos’, es de fácil transmisión y se propaga de persona a persona por el contacto directo con secreciones nasales.
Los infantes de riesgo o la población más vulnerable son los bebés prematuros de bajo peso, es decir aquellos de entre 32 y 35 semanas y con un peso menor a 1.500 gramos, o bien aquellos con ciertas afecciones pulmonares producto de haber recibido ventilación mecánica por largo tiempo, así como niños con cardiopatías congénitas. Esta población tiene un riesgo 4 a 5 veces mayor de hospitalización por infección por VSR respecto de los chicos sanos, como también, más riesgo de evolución grave y complicaciones.
En el mes de abril se inicia el período del año de mayor circulación del virus, por lo que hay que estar atento a las medidas de prevención. “Hay un corredor estacional en el cual a partir de la semana 13-15 del año y hasta la 37-42 circula el virus, con un pico que en general se presenta a la mitad de este período” explicó el doctor Guillermo Colantonio, jefe de neonatología del Sanatorio Finochietto y coordinador de neonatología de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina.
No existe una vacuna para prevenir la bronquiolitis, por lo que es muy importante reducir la exposición del bebé al virus. Para lograrlo se recomienda:
• Impulsar y mantener la lactancia materna.
• Lavarse las manos.
• Evitar la contaminación ambiental con humo de cigarrillo y otros
• Evitar el hacinamiento.
• Concurrir a los controles rutinarios con el médico.
• Cumplir el calendario nacional de vacunación que determine el pediatra, tanto para el bebé como para quienes conviven con él.
Los principales síntomas de bronquiolitis son:
• Mucosidad nasal.
• Tos y catarro.
• Respiración más rápida (taquipnea).
•Respiración ruidosa con silbidos (sibilancias).
• Agitación.
• Hundimiento de costillas al respirar.
• Dificultad para alimentarse o para conciliar el sueño.
• Piel azulada o muy pálida.
• Fiebre, con temperatura mayor a 38°C.