ESTUDIO PUBLICADO EN JAMA |

Aterosclerosis, mucho más antigua de lo que se creía

Investigadores hallaron rastros de la enfermedad en una momia de una princesa egipcia de hace 3.500 años. El descubrimiento abrió el debate sobre cuánto incide la dieta en la afección, ya que la mujer parecía comer sano y no fumaba.

La momia de la princesa Ahmose – Meryet Amon tiene 3.500 años de antigüedad

Un quipo de investigadores de EEUU ha encontrado en los restos de una princesa egipcia de hace 3.500 años lo que podría ser el primer caso conocido de aterosclerosis en la Historia. Los rastros se encontraron en la momia de Ahmose – Meryet Amon, una mujer que, por pertenecer a la realeza, llevaba una vida resuelta y saludable, no fumaba, su posición social le permitía llevar una dieta sana y su situación da a entender que tampoco sufría de estrés.

 

Se trataba de la momia de la hija del Seqenenre Tao II, el último faraón de la 17ª dinastía, una de las más prósperas del país del Nilo. Su estilo de vida no pronosticaba una futura enfermedad coronaria.

 

«Comúnmente pensamos que las enfermedades de las arterias coronarias y del corazón son consecuencia del modo de vida moderno, fundamentalmente porque han aumentado en los países en desarrollo a medida que se occidentalizan, pero nuestros resultados dejan en entredicho la percepción de la aterosclerosis como una enfermedad de la vida moderna», indicó el doctor Gregory S. Thomas, director de Cardiología de la Universidad de California, Irvine (EEUU).

 

Este estudio, que llevó el nombre del dios egipcio Horus, “el elevado” fue publicado en el Journal of the American Asocciation (JAMA). Para confeccionarlo, los investigadores analizaron los vasos sanguíneos de 52 momias del antiguo Egipto. Aunque sólo en 44 pudieron realizar un análisis de sus arterias y corazón, ya que en el resto habían desaparecido.

 

Pero la sorpresa llegó cuando encontraron que 20 de esos restos presentaban acumulaciones de calcio en las paredes de sus vasos sanguíneos. Los más antiguos de ellos eran los de la princesa Ahmose, que probablemente vivió entre los años 1580 a 1550 antes de Cristo y que se supone, murió con poco más de 40 años.

 

Gracias a las pruebas de escáner se comprobó que «esta momia presentaba síntomas de aterosclerosis en dos de sus tres arterias coronarias principales», explicó Thomas, «por lo que hoy habría necesitado una cirugía de by-pass sin dudarlo».

 

A partir de estas pruebas se abrió el debate. ¿Son las enfermedades coronarias el resultado de los malos hábitos de la vida moderna? Hace 3.500 años no se conocía el tabaco ni las grasas ‘trans’, la dieta era rica en verduras, fruta y con una cantidad limitada de carne.

 

Como integrante de la realeza, es posible que Ahmose hubiese comido más carne, manteca y queso que el resto de los egipcios. Entonces se supone que el único factor predisponente es que «los alimentos se conservaban en sal, algo que ha podido tener un efecto adverso en su salud», según declaró a ELMUNDO.es el doctor Thomas.

 

Pero todos los expertos coinciden en que, aunque importante, la dieta no es el único factor  de riesgo para desarrollar una enfermedad coronaria. «Son un cúmulo de varias cosas, por ejemplo, en España, el 50% de las personas que sufre actualmente aterosclerosis tienen un colesterol normal», comentó al mismo medio  el doctor Jesús Egido, Jefe de servicio de nefrología e Hipertensión de la Fundación Jiménez Díaz e investigador de la Red de Investigación Cardiovascular (RECAVA).

 

La alimentación es un punto importante para desarrollar esta patología, “pero en este caso la dieta se basaba en cereales, vegetales y fruta, mientras que el consumo de grasas era más escaso que el nuestro, incluso en las altas esferas sociales», confirmó Thomas. A su vez, agregó que se aún investigan otros factores “como una posible respuesta inflamatoria a las frecuentes infecciones parasitarias o la genética”, ya que otros miembros de su familia también presentaban síntomas de la enfermedad.

 

«Esta investigación es importante porque se está viendo que los humanos están predispuestos a la aterosclerosis, lo que nos obliga a tomar las medidas necesarias para demorarla lo más que podamos», concluyeron los autores del trabajo.


Fuentes: ELMUNDO.es

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