Expertos australianos pidieron que las bebidas energéticas incluyan avisos sobre nocividad después de detectarse un aumento de casos de toxicidad entre los jóvenes consumidores de este producto, informaron fuentes médicas.
Una investigación publicada en la Revista Médica de Australia muestra que unas 65 personas llamaron al Centro de Venenos del estado de Nueva Gales del Sur con problemas causados por estos productos en 2010, mientras en 2004 sólo fueron 12 casos. La edad media de los afectados era 17 años, principalmente varones, de acuerdo a la investigación conjunta de ese centro y la Universidad de Sidney.
La mayoría de los casos de sobredosis reportados se dieron cuando los individuos perjudicados injirieron estos refrescos en situaciones recreativas como fiestas o reuniones junto a bebidas alcohólicas, pastillas de cafeína y sustancias ilícitas.
Los síntomas más comunes fueron palpitaciones, agitación, temblores y molestias gastrointestinales, pero en algunos casos se produjeron alucinaciones y problemas cardíacos.
El director médico del Centro de Venenos, Naren Gunja, dijo que «la gente cree que las bebidas energéticas son buenas por la marca y el envase, pero éstas son tan malas como 20 tazas de café», en declaraciones a la emisora local ABC.
Por ello, Gunja pidió una mayor regulación en la venta de estos productos y que por ejemplo se determine «cuánta cafeína contiene, cuántas se pueden comprar en una sola vez y qué edad se debe tener para adquirirlas».
Pero el director ejecutivo del Concejo Australiano de Bebidas, Geoff Parker, aseguró en un comunicado que estas bebidas están fuertemente reguladas en el país oceánico e incluyen información adecuada sobre la cantidad de cafeína.
Parker apostó por la «responsabilidad personal» para no consumir en exceso un producto «perfectamente seguro».
En Canadá, las autoridades obligan a los productores de bebidas energéticas a limitar la cantidad de cafeína en cada lata y a incluir en la etiqueta advertencias sobre posibles efectos nocivos.