Ya sea que el destino sea exótico y lejano, o uno más próximo, es indispensable tener en cuenta algunas medidas para que ningún contratiempo prevenible interrumpa el descanso. Los expertos recuerdan que entre los preparativos de cualquier travesía hay que incluir el cuidado de la salud y hacer una consulta médica con un especialista en Medicina del viajero, o con un infectólogo, por lo menos un mes antes de partir, y que luego, hay que tener distintas precauciones según el lugar, el clima, las actividades a realizar, el tipo de hospedaje, el medio de transporte o la duración de la estadía.
En diálogo con DocSalud.com el doctor Tomás Orduna, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero (SLAMVI), explicó: “La consulta previa es importante al planificar cualquier viaje, pero lo es con mayor énfasis cuando el escenario ecológico a visitar es muy diferente al habitual, sobre todo en el trópico y subtrópico donde hay más diversidad y posibilidad de riesgo, no sólo infectológico, ya que en países con menor desarrollo socioeconómico y urbano hay mayor probabilidad de accidentología vial. Pero también existen peligros potenciales en países o regiones desarrollados, por ejemplo el actual brote de sarampión en Europa o el de salmonelosis en Estados Unidos. Además, hay que considerar que un ecosistema diferente no sólo implica lo medioambiental, el clima o la cantidad de insectos que pueden transmitir enfermedades, sino también la adaptación a las pautas culturales, incluyendo la alimentación, hay quienes pueden tener un shock cultural por una incapacidad adaptativa”.
En el mismo sentido, la doctora Alejandra Macchi, coordinadora de la división Medicina del Viajero de Stamboulian Servicios de Salud y miembro de SLAMVI, señaló a este medio: “Independientemente del destino es recomendable consultar con el médico para evaluar los riesgos de cada persona, y también para proteger a la comunidad, ya que las travesías son una forma de propagación de patologías. El profesional analiza el lugar a visitar, el itinerario, el tipo de alojamiento, el tiempo de estadía, el contacto que se tendrá con personas locales o con la naturaleza y las actividades a desarrollar. Si bien el destino final puede ser el mismo, las medidas preventivas son distintas, por ejemplo, para quien viaja frecuentemente y tiene una permanencia de tres días en una ciudad, que para un adolescente que realiza turismo aventura como mochilero. Cuanto más largo sea el viaje o más arriesgadas sean las actividades, es conveniente que la consulta sea como mínimo entre un mes o un mes y medio antes; los que hacen turismo convencional y se dirigen a zonas no tan exóticas pueden concurrir entre las dos y cuatro semanas previas”.
Claves de prevención
La mayoría de las afecciones que con más frecuencia ocurren durante las travesías se puede prevenir. Así, una de las cuestiones esenciales de la entrevista médica es la evaluación de las vacunas necesarias: “Es un momento oportuno para revisar las vacunas habituales (del calendario oficial) de niños y adultos, también se pueden pedir análisis de sangre para detectar si la persona tiene anticuerpos para algunas enfermedades, y se evalúa el requerimiento de otras inmunizaciones como la que protege contra la fiebre amarilla, ya que hay países como Sudáfrica, India y algunos del sudeste asiático que exigen certificado de vacunación para permitir el ingreso. La vacuna antiamarílica se debe dar 10 días antes de viajar, pero el profesional debe analizar con cuidado las características individuales, edad y antecedentes médicos, porque tiene contraindicaciones y posibilidad de ciertos eventos adversos, que pueden ser graves”, explica Macchi.
El consumo de agua o de alimentos contaminados también puede provocar diversas infecciones y la diarrea es una de las más comunes. Pablo Elmassian, infectólogo certificado en Medicina del viajero en declaraciones a DocSalud.com aconseja lavar las manos con agua y jabón o alcohol en gel antes de comer, luego de utilizar el baño, cambiar pañales o tocar animales, y subraya: “Hay que ingerir sólo alimentos seguros como los secos (panes y galletitas) o los preparados en el momento, bien cocidos y calientes; se deben evitar los que se ofrecen en puestos callejeros, los elaborados previamente que se mantienen a temperatura ambiente, los crudos, las ensaladas y vegetales. En cuanto a las frutas, se recomienda elegir las de cáscara gruesa, lavadas y peladas por el consumidor. De igual modo, no se debe agregar hielo, siempre hay que usar agua potable o embotellada con tapa cerrada de origen para beber y lavar los dientes, y consumir bebidas seguras: gaseosas o preparadas con agua hervida y servidas calientes como té o café”. Orduna recuerda que en la consulta también se tocan los aspectos de alimentación y diversidad cultural que incluyen venta en la vía pública, acceso a restaurantes, dudas sobre qué comer o modos de preparación, mientras que Elmassian observa que en algunos casos se indican antibióticos, vacunas contra la hepatitis A o la fiebre tifoidea, o se brinda orientación a quienes viajan con niños o se exponen a más riesgos. “En estos momentos, por ejemplo, hay un brote de cólera en México y en países del Caribe como Haití, Cuba y República Dominicana”, comenta la infectóloga Lilián Testón a DocSalud.com, quien remarca el valor de que los profesionales conozcan la epidemiología de cada destino para proporcionar un adecuado asesoramiento médico, así como la emergencia de enfermedades infecciosas para la detección y tratamiento adecuado.
Durante los viajes y al volver, siempre hay que estar atentos a síntomas como fiebre, signos respiratorios, erupciones en la piel, dolor. Sobre todo hay que recordar que algunas patologías pueden tener un periodo de incubación de varios meses, por lo que siempre es necesario recordarle al profesional de la salud los lugares visitados en el último año.
Argentina y países limítrofes
“Viajar implica mucho placer pero siempre hay algunos riesgos asociados, cuanto más concientizada está la persona para evitarlos, más va a disfrutar. Por eso, aunque a veces pueda sonar un poco exagerado consultar con el médico para quien se dirige a destinos internos, no lo es, porque no es lo mismo ir a Buenos Aires, que a Potosí, Bariloche, Cataratas del Iguazú o a hacer rafting a Mendoza. A veces se ignora con cuánta frecuencia se puede hallar en algunas provincias una yarará o un escorpión, las características y precauciones necesarias para realizar ciertos deportes o actividades en determinada zona, e incluso para acampar al lado de un río con seguridad”, puntualiza Orduna.
Hay consejos hasta para quienes hacen escapadas a la Costa Atlántica o al Tigre, desde la protección solar, hasta cuidados en relación al mar o al río. Orduna menciona que en el ecosistema del delta puede haber ciertos peces peligrosos, islas con yararás o coral y diversidad de insectos que pueden transmitir alguna enfermedad u ocasionar afecciones dermatológicas por muchas picaduras.
Viajes al trópico o en contacto con la naturaleza
Si bien en toda travesía es indispensable adoptar medidas de protección contra la picadura de insectos para evitar que inoculen microorganismos (parásitos como el de la malaria o virus como el del dengue), esto es aun más importante si se visitan regiones tropicales. “En trópico y subtrópico recomendamos el uso de pantalón largo, medias, borceguíes o botas de trecking, camisas de manga larga o tres cuartos y, para lo que queda de piel expuesta, usar repelente en concentración adecuada y repetir aplicación en el día las veces que haga falta, según la concentración del producto”, observa Orduna, quien recalca que lo principal es evitar que piquen los insectos y que, además, el profesional puede indicar medicación preventiva para malaria o vacunas para las patologías que pueden prevenirse de ese modo, como fiebre amarilla o encefalitis japonesa.
Como observa Testón, quienes hacen excursiones a reservas naturales, turismo aventura, camping o se trasladan como mochileros, se exponen a mayores peligros, por eso es necesario que lleven un botiquín más completo y que conozcan sobre primeros auxilios. “En caso de mordedura de mamífero la primera medida es lavar la herida con agua y jabón en forma inmediata y acudir a un centro de salud, donde se considerará la protección para el tétanos (quien recibió la antitetánica en los últimos 5 años está protegido, si pasaron más de 5 años debería recibir un refuerzo) y la prevención de la rabia. A quienes tienen alto riesgo y realizan consulta pre-viaje con tiempo suficiente se les puede indicar 3 dosis de vacuna antirrábica con un intervalo de 0-7-21 o 0-7-28 días”, detalla Macchi, quien también aconseja evitar el contacto directo con animales.
Qué no puede faltar
Orduna resume lo indispensable para disfrutar de unas vacaciones saludables y aprovechar al máximo los días de descanso: una consulta médica previa, un seguro de salud que garantice calidad asistencial en caso de necesitarla, y sentido común. “La primera causa mundial de muerte en viajeros es la patología cardiovascular y el stroke o accidente cerebrovascular, en ocasiones porque la gente viaja sin conocer su estado de salud, también porque durante las travesías muchos hacen más esfuerzo del que están acostumbrados o hacen deportes y actividades para los que no están entrenados. El sentido común lleva a hacer aquello para lo que la persona está capacitada y a realizar revisaciones clínicas y odontológicas previas. Si se necesitan anteojos o audífonos hay que llevar dos pares, protegerse del sol, seguir consejos para adaptarse a la altura, consumir agua y alimentos seguros. También es clave investigar y reunir información sobre las zonas a visitar: sus sistemas de salud, qué ocurre políticamente, cómo acceder a los lugares indicados en caso de robo, y saber dónde están los consulados y embajadas del país de origen para estar preparados en caso de desastre natural, movimientos sociales o emergencias”.