El médico infectólogo Daniel Stamboulian realizó un análisis de los aprendizajes adquiridos durante el primer año de la pandemia de la Gripe A H1N1. Se focalizó en los métodos de prevención a tener en cuenta para evitar el contagio y la propagación de los virus característicos del invierno.
Expuso los aspectos más importantes de las enfermedades respiratorias características de esta estación, en el marco de la presentación de una campaña organizada por una empresa de productos desinfectantes en las que colaboran la Fundación Centro de Estudios Infectológicos (FUNCEI) y Cruz Roja Argentina.
Una de ellas es la bronquiolitis, que afecta principalmente a niños menores de dos años y ocupa más del 67% de los virus respiratorios reportados a los organismos oficiales en el territorio argentino. A su vez, Stamboulian destacó el rebrote de la tos convulsa e indicó que, a nivel mundial, la neumonía “mata a más gente que la malaria y el HIV”.
La infección por el virus H1N1, calificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la pandemia de Gripe del Siglo XXI, causó sorpresa principalmente por la población a la que afectaba. Los niños y los adultos jóvenes, fueron los más perjudicados.
El 95% de las personas que enfermaron presentaron cuadros leves y el resto requirieron internación debido a complicaciones. De los pacientes que necesitaron hospitalización, el 80% eran embarazadas, obesos, o padecían alguna enfermedad crónica o predisponerte como las respiratorias crónicas, cardiovasculares, diabetes e inmunosupresión. Entre el 1% al 5% de estos casos graves que necesitaron de servicios médicos compejos fallecieron en su mayoría, a causa de neumonías producidas por el virus de la gripe misma o por bacterias como el neumococo.
Sin embargo, para el infectólogo este virus será de baja prevalencia durante 2010, “tanto por los éxitos en las campañas de inmunización, como en los anticuerpos generados por los que se enfermaron el pasado año”.
En diálogo con DocSalud.com, Stamboulian señaló que “el único antecedente de una vacunación tan masiva en nuestro país fue con la polio”. Aplicarse la monovalente y la trivalente fue una demostración de que la población tomó conciencia del peligro de estas afecciones. Pero el médico también destacó que otra gran lección que nos enseñó la pandemia fue que la gente ya no va a trabajar cuando presenta síntomas gripales, “sino que se queda en su casa durante seis días”.
“Cumplido el primer año de esta pandemia, hemos aprendido que el tratamiento precoz de la gripe A H1N1 con el oseltamivir y zanamivir puede mejorar los síntomas de la enfermedad, evitar complicaciones como la tan temida neumonía viral y, en su defecto, la muerte. Pero para enfrentarla no basta con el suministro de antivirales, sino también de vacunas y del cumplimiento de otras medidas”, puntualizó.
Pero también, según el infectólogo, otras conductas preventivas juegan un papel clave para evitar la propagación del virus de la Gripe. Al quedarse un enfermo en su casa, son los familiares quienes están más expuestos, por lo que es importante conocer como el virus se dispersa en el hogar y cómo puede reducirse la transmisión mediante la adopción de medidas higiénicas adecuadas, incluida la limpieza de las superficies susceptibles de contaminación por el virus.
“El lavado frecuente de manos con agua y jabón, o con alcohol en gel y la limpieza de las superficies con lavandina (una cucharada sopera por cada litro de agua), deben ser conductas adoptadas no solo en esta pandemia sino rutinariamente”, insistió Stamboulian.
El lavado de manos permite disminuir la cantidad de gérmenes por arrastre y la desinfección con productos que contienen hipoclorito de Sodio o sus derivados eliminan en este caso el virus de la gripe de las superficies, ya que éstos pueden permanecer en ellas hasta dos días.
Los grifos de las cocinas, las heladeras, los teclados de las computadoras pueden contaminarse y existen estudios que demuestran que si hay un portador en el domicilio, el 60% de estos elementos están contaminados.