El 15 % de los argentinos mayores de 18 años padecen de rinitis alérgica, una enfermedad crónica que presenta picos sintomáticos en la primavera. Así concluye la encuesta denominada ALERGOLOGICA ARGENTINA 2009, realizada a nivel nacional por la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica
El común de la población asocia a esta estación del año con el comienzo de las alergias, especialmente la rinitis. Pero en realidad, las sustancias que producen las reacciones, denominadas alérgenos, se encuentran en su gran mayoría presentes durante todo el año.
Pero la diferencia la establece un actor clave: el polen de árboles, gramíneas y malezas, que al entrar en escena en esta época, provoca exacerbaciones en aquellas personas sensibles a él.
Asimismo, la rinitis alérgica es comúnmente confundida con un simple resfrío, pero la diferencia fundamental es que en el caso de padecer esta enfermedad, la sintomatología se repite y el paciente pasa largos períodos congestionado. Por ese motivo es muy importante la consulta al médico alergólogo, para comenzar un tratamiento adecuado y así aliviar los síntomas lo más rápido posible.
Otra razón por la que es importante el tratamiento precoz es la reducción considerable que se logra en la posibilidad de padecer asma bronquial, ya que casi el 40 % de las personas que sufren de rinitis alérgica no tratada desarrollan esta patología en el transcurso de su vida.
En Argentina, el 41 % de los niños entre los 13 y 14 años alguna vez padecieron esta enfermedad, según un trabajo publicado por en el Journal of Allergy and Clinical Immunology del año 1996.
¿Qué es la rinitis alérgica?
Se trata de una patología caracterizada por la inflamación crónica de la mucosa nasal, sinusal y conjuntival, que se manifiesta por uno o más de los siguientes síntomas: hidrorrea (agüita que gotea por la nariz), estornudos en salva, picazón de nariz, ojos y paladar, obstrucción nasal, perdida del olfato y lagrimeo.
No es una enfermedad trivial, sin embargo suele ser subdiagnosticada y por ende, subtratada, motivo por el cual muchos pacientes conviven con ella. Suele tener alto impacto en la calidad de vida del paciente afectado y en su familia. Tiene un alto costo económico pues suele asociarse con comorbilidades como sinusitis y otitis y provocar bajo rendimiento escolar y laboral, alteraciones del sueño y pobre concentración.
La Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica explica que el tratamiento se basa en tres pilares fundamentales. El primero es la prevención, que consiste en evitar o disminuir los diversos factores que desencadenan la sintomatología como alérgenos, cambios de temperatura e inhalación de sustancias irritógenas, entre otros. El segundo es el tratamiento farmacológico, ya que existen medicamentos muy efectivos, preventivos y sintomáticos, como los corticosteroides intranasales, los antihistamínicos y descongestivos. Por último está la inmunoterapia, conocida comúnmente como tratamiento de vacunas, indicado en aquellos pacientes con alergia demostrada a neumoalérgenos y que reúnan una serie de condiciones particulares.
Las pruebas cutáneas y el tratamiento de inmunoterapia sólo es realizado por médicos alergistas y apunta no solo a lograr un grado de tolerancia a los alérgenos culpables de la rinitis sino a evitar la evolución posible hacia el asma.