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Confirmado: el ejercicio prolonga la vida

Aunque no puede detener el reloj, cada vez hay más evidencia de que la actividad física promueve la longevidad. A su vez, protege contra algunas enfermedades típicas de la vejez.

Cada vez hay más evidencia de que la actividad física promueve la longevidad

Está comprobado que el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, dos grandes fantasmas de la vida adulta, son menos frecuentes en las personas que hacen ejercicio. ¿Cómo protege? La última evidencia en este sentido se relaciona con su efecto sobre los cromosomas y unas pequeñas unidades de ADN que se encuentran en los extremos denominadas telómeros.

 

Naturalmente, los telómeros se acortan con la edad. Pero en estudios recientes se ha observado que los glóbulos blancos de los atletas presentan telómeros más largos indicando que estas células son más jóvenes y vitales y pueden cumplir mejor con su función de  remover células anormales que pueden devenir en cáncer.

 

Otro mecanismo que puede explicar el efecto protector del ejercicio está relacionado con los cambios hormonales. El crecimiento de células cancerígenas en el cáncer de mama, por ejemplo, depende de la exposición a estrógenos y es de público conocimiento que el ejercicio disminuye los niveles de esta hormona  en sangre.

 

La actividad física también ayuda a preservar la función cerebral. Diferentes estudios en animales han demostrado que el ejercicio estimula la generación de neuronas, y podría facilitar también la formación de nuevos vasos sanguíneos que aumenta el desarrollo de conexiones interneuronales. En el caso de la enfermedad de Alzheimer, se cree que cuando aparecen las placas de amiloide características, no tendrían tanto impacto como en aquellas personas sedentarias.  

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