Galenos del Hospital Shriners de Niños en Los Ángeles y la Fundación Niños de la Guerra decidieron operar a Ana Paula Pinto, quien nació en Panamá unida a Elizabeth Lineth Pinto. Cada una tenía un solo riñón, compartían venas, hígado y arterías hasta que Elizabeth murió dejándole a Ana Paula una tercera pierna.
La situación de la familia Pinto Monroy comenzó hace tres años en Chiriquí (Panamá), cuando la madre, Ileana Monroy, quedó embarazada por tercera vez. No obstante, la alegría y felicidad de tener gemelas se tornó en tristeza cuando los médicos le informaron que las niñas nacieron unidas por el abdomen y compartían órganos vitales.
Veinte días después del nacimiento, las gemelas fueron sometidas a una cirugía para tratar de salvarles la vida, pero Elizabeth Lineth no sobrevivió y Ana Paula conservó unido a su cuerpo una pierna de su hermana.
«Estamos dispuestos a hacer lo que sea, tomar cualquier riesgo para verla saludable, no tenemos dinero pero sabemos que con la ayuda de muchos, ella podrá recuperarse», manifestó la madre mientras jugaba con su hija en brazos.
La extremidad le ha creado complicaciones médicas y funcionales que no han podido ser tratadas en Panamá.
El doctor Kit Song, jefe del Hospital Shriners, encabeza el equipo médico que evaluó a la pequeña. Según el ortopedista, aunque existen riesgos en la cirugía, la edad de la niña ayudará en las intervenciones quirúrgicas necesarias.
En la actualidad Ana Paula no camina, sólo logra arrastrarse, por eso la meta de los médicos es lograr extirpar la tercera pierna y hacer que la niña logre caminar con muletas.
«Este es un caso único, nunca había tenido un paciente como este, un proceso largo y complicado pero vamos a trabajar para lograrlo», manifestó Song.
El caso de las siamesas generó gran atención en Panamá ya que el procedimiento de separación fue el segundo realizado en ese país centroamericano.
Desde una vecina en Chiriquí hasta la Primera Dama, María de La Osa Amador, se involucraron para conseguir la ayuda necesaria para ayudar a la niña Ana Paula.
«Una vecina fue la que inscribió a Ana Paula en la organización y ellos escogieron a mí niña entre decenas de niños que necesitaban ayuda, yo sé que somos muy afortunadas», explicó Monroy.
De acuerdo a la directora ejecutiva de la Fundación Niños de la Guerra, Amel Najjar, la organización aseguró por un año la residencia y los gastos de estadía para la madre y para la niña.
El hospital Shriners, que proporciona cuidado especializado para niños con problemas ortopédicos, quemaduras y lesiones de la médula espinal, donará parte del procedimiento, mientras algunas empresas privadas panameñas se han unido también para cubrir otros gastos de la familia.
Hasta el momento no se ha establecido la fecha de la primera cirugía puesto que el procedimiento depende de los resultados sobre el estado de salud de la pequeña.