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«Mi hijo tiene apendicitis, ¿qué hago?»

Cuando los chicos se quejan de dolor de panza y vómitos uno de los temores es que padezcan apendicitis. Cómo identificarla y en caso de cirugía, en qué consiste.

Síntomas y tratamiento de la apendicitis en los niños (Foto: Pixabay)

«Mamá me duele mucho la panza y quiero vomitar», «¡Ay! hijo no tendrás apendicitis? ¡Te llevo volando a la guardia!». La situación previamente descripta forma parte de las consultas cotidianas del pediatra y el cirujano pediátrico, tanto en los consultorios como en las guardias de urgencias. Los niños muy frecuentemente focalizan en la panza sus dolencias físicas o emocionales ¿Debemos asustarnos? En principio no, porque realizando el diagnóstico y tratamiento adecuado, tiene muy buen pronóstico.

 

¿Para qué sirve el apéndice?

Si bien se cree que en algún momento de la evolución de la especie, el apéndice cumplió algunas funciones digestivas y en la producción de células del sistema inmune, actualmente sabemos que es un órgano absolutamente prescindible y que su extirpación no predispone a enfermedad o condición alguna. Se ubica en el cuadrante inferior derecho del abdomen, abajo y a la derecha del ombligo.

 

¿Y si le explota el apéndice a mi hijo?

Llevemos calma a nuestras familias, el apéndice no explota. La apendicitis es la inflamación aguda del apéndice cecal. Puede ocurrir en cualquier momento de la vida pero tiene un aumento de frecuencia entre los 5 a 15 años y 55 a 65 años. Suele producirse en la gran mayoría de los casos por la obstrucción de la luz del apéndice frecuentemente por un pequeño fragmento de materia fecal dura llamado fecalito. También puede producirse por: inflamación del tejido linfático normal presente en el intestino; obstrucción por cuerpos extraños como semillas o parásitos y en ocasiones extremadamente poco frecuentes por algunas patologías oncológicas.

Cuando el apéndice se obstruye, comienza a inflamarse progresivamente y sus paredes van debilitándose hasta que finalmente se perforan derramando materia fecal dentro del abdomen.

La reacción inflamatoria del peritoneo, que es la membrana que recubre todo el abdomen y sus vísceras, se la conoce como peritonitis. Si bien esta condición puede ser de gravedad, es una forma de presentación relativamente frecuente en pediatría y con un tratamiento adecuado el pronóstico sigue siendo muy bueno.

 

¿Salgo corriendo a la guardia?

El principal síntoma de esta enfermedad es el dolor abdominal. La descripción clásica describe que se inicia en el centro del abdomen y se corre hacia él cuadrante inferior derecho y que suele asociarse a vómitos y fiebre. Con el correr de las horas la panza se endurece de forma similar a las contracciones que sufren las mujeres embarazadas y el cuadro puede volverse muy doloroso, quizás con un cuadro de peritonitis.

Es necesario remarcar que a menudo estos síntomas no se presentan en pediatría, siendo estos mas vagos e indefinidos, por lo que hacer un diagnóstico correcto en el niño puede llegar a ser un verdadero desafío. A veces es necesario internar al niño para observar de cerca su evolución. 

 

Cómo diagnosticarla

El laboratorio y la ecografía son los estudios más utilizados para complementar la valoración clínica. La tomografía computada se utiliza rara vez en pediatría, sólo en situaciones muy puntuales. En algunos casos es necesario hacer una cirugía exploradora como instancia diagnóstica cuando la interpretación del cuadro es dificultosa o dudosa. Una vez confirmada la sospecha de apendicitis el uso de antibióticos detiene la progresión del cuadro permitiendo planificar el procedimiento quirúrgico.

 

El tratamiento

La apendicitis es un proceso infeccioso cuyo tratamiento se basa fundamentalmente en 2 pilares: la cirugia para remover el foco de infección y el tratamiento clínico a base de antibióticos.

La cirugia laparoscópica es el mejor método descripto para el tratamiento de la apendicitis. Consiste en realizar pequeñas incisiones para introducir una cámara e instrumental y de esta forma extirpar el apéndice infectado. En mucho casos, sobre todo de comienzo reciente, podemos utilizar diversas estrategias para realizar la cirugía a través del ombligo y que no queden huellas quirúrgicas. Para tal fin, en nuestro grupo hemos incorporado la utilización de dispositivos magnéticos permitiendo reducir el número de incisiones necesarias dando un aspecto cosmético excelente.

 

*El Dr. Fernando Pablo Rabinovich es cirujano pediátrico, coordina el Servicio de Cirugía Pediátrica de la Clínica Independencia y cirujano de planta en los servicios de cirugía infantil de la Fundación Hospitalaria Salud Materno Infanto Juvenil, del Servicio de Cirugía Pediátrica del Hospital Universitario CEMIC y del Sanatorio Trinidad de Ramos Mejía.

 

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