Cuando la memoria no falla, también puede ser Alzheimer

Por Soledad Llarrull.- Los nuevos criterios de detección de esta enfermedad, actualizados recientemente, no reconocerán este síntoma como el primordial. Contemplan otras formas de deterioro intelectual y equiparan los cambios de personalidad como un indicio de demencia.

La pérdida de memoria ya no será considerada el síntoma primordial para reconocer la demencia causada por la Enfermedad de Alzheimer

“Yo sé que vos te estás haciendo la burra, y que en el fondo sos la misma de siempre”, afirmaba con una mezcla de ilusión y resignación Héctor Alterio, en el papel de “Nino Belvedere”, el enamorado que llevó al altar a su esposa enferma de Alzheimer en la película “El hijo de la novia”. Curiosamente, este mal conocido por los estragos que causa en la memoria, se descubrió en una paciente que no tenía afectada esta función mental. Lo que los médicos llamaban un caso atípico, una excepción a la regla.

 

Ahora se sabe que no es así y por eso la pérdida de memoria ya no será considerada el síntoma primordial para reconocer la demencia causada por la Enfermedad de Alzheimer (EA). Así lo acordó un grupo de expertos convocados para actualizar los criterios internacionales de diagnóstico de esta enfermedad, establecidos por última vez en 1984. Esta revisión está avalada por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de EE.UU. y la Asociación por el Alzheimer (Alzheimer’s Association) de ese país.

 

“La pérdida de memoria es un síntoma característico de la EA y la forma más frecuente en que se presenta la enfermedad, pero no la única. Hoy se reconocen, por lo menos, tres variantes más”, explicó a Docsalud.com Pablo Richly, coordinador de la Clínica de Memoria del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) de Buenos Aires. 

 

Por eso, la nueva lista de criterios publicada en la revista Alzheimer’s & Dementia dice que la dificultad para hallar las palabras correctas (variante de lenguaje), identificar objetos o reconocer rostros (variante visoespacial), y razonar o resolver problemas (variante ejecutiva) puede ser también un indicio de EA, y deberá tenerse en cuenta junto con una serie de pautas adicionales que orientan la detección de esta demencia.

 

Sobre la importancia de “aggiornar” estos lineamientos, Richly resume que en enfermedades complejas como el Alzheimer, de las que no se conoce la causa, un criterio debe servir para diagnosticar a la gran mayoría de los pacientes, en forma simple y unificada. Y agrega que en los últimos 27 años se aprendió mucho para mejorar la detección de este mal.

 

De Alzheimer y otras demencias

 

Pero hay más. El psiquiatra destaca otro aspecto importante sobre los nuevos criterios de diagnóstico: no sólo contemplan el deterioro intelectual de una persona, en sus distintas variantes, sino que también reconocen que los cambios en la personalidad o el comportamiento pueden ser un indicio de demencia.

 

“El envejecimiento es un proceso fisiológico, no es una enfermedad”, enfatiza Richly y explica: “Una persona que envejece en forma saludable es autónoma, no cambia su forma de ser, cognitivamente puede funcionar un poco más lento, pero no pierde sus capacidades intelectuales».

 

Por eso, el especialista del INECO llama la atención sobre la importancia de no subestimar los síntomas tomándolos como “cosas de viejos”.  “Si una persona sufre un cambio en su conducta, en su funcionamiento o en su capacidad cognitiva, cambios que afectan su vida o su trabajo, esa es una señal que nos hace sospechar de una enfermedad en el cerebro”, remarca. Y recomienda consultar en cualquiera de estos casos, teniendo en cuenta que el Alzheimer es la demencia más frecuente pero no la única.

 

Revisar la historia para avanzar hacia el futuro

 

Además de actualizar los criterios que servirán de guía para el consultorio, los expertos reunidos por Instituto Nacional sobre el Envejecimiento dieron a conocer una serie de recomendaciones que apunta a servir de base para orientar las investigaciones sobre esta enfermedad y sus posibles tratamientos.

 

“Ahora sabemos que la EA es más que una demencia, es un proceso patológico que comienza muchos años antes”, destaca Guy McKhann, profesor del Departamento de Neurología de la Universidad Johns Hopkins y coautor de los trabajos. Y anticipa: “En el futuro, las etapas iniciales de la enfermedad podrían significar una oportunidad para nuevas terapias”. Richly coincide: “Ningún tratamiento actual modifica la enfermedad y los nuevos tratamientos apuntan precisamente a lograrlo. Para eso tenemos que poder diagnosticar la EA lo antes posible y a eso apuntamos”.

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