La Alta Autoridad de Salud (HAS) francesa cuestionó por primera vez la eficacia del enfoque psicoanalítico en el tratamiento del autismo, en un esperado documento que enciende pasiones.
«Los psiquiatras son médicos como los otros, deben someterse a las reglas de evaluación», declaró el profesor Jean-Luc Harousseau, presidente de la HAS, al presentar el informe sobre la cobertura social de los tratamientos y cuidados de los niños y adolescentes autistas.
Estos especialistas “deben cuestionarse», repitió, y apuntó que, en contrapartida, «más de 30 años después de su introducción» los enfoques psicoanalíticos no han probado su eficiencia, ni su pertinencia en este área.
Esta opinión fue compartida por un grupo de psiquiatras e investigadores en un manifiesto en favor de una práctica «fundada en el estado de los conocimientos científicos».
La HAS y la Agencia Nacional de la Evaluación y de la Calidad de los Establecimiento y Servicios Sociales y Medicosociales (Anesm) no condenaron abiertamente los enfoques psicoanalíticos y se limitaron a calificarlos de «no consensuales». Pero tampoco lo incluyeron entre sus recomendaciones.
El diputado oficialista Daniel Fasquelle lamentó esta decisión, ya que con la ayuda de diversas entidades desea prohibir definitivamente el uso del psicoanálisis de los tratamientos a autistas. Mientras que la revista digital La Règle du Jeu hizo circular un video y un texto del psicoanalista Jacques-Alain Miller, en reacción a esta “cruzada” contra la especialidad.
La HAS recordó también que no hay relación directa entre el autismo y la vacuna triple viral MMR (rubéola, sarampión y paperas) ni que se haya verificado alguna evidencia de hereditariedad. Por otra parte, también indicó que «las características psicológicas de los padres no son un factor de riesgo la aparición de Trastornos Invasores del Desarrollo».
La HAS y el Anesm condenaron por otra parte la controvertida técnica de «packing» (envolvimiento en sábanas húmedas y frías), utilizada fuera de todo protocolo de investigación. El documento abogó por «un proyecto personalizado de intervenciones para cada niño» y coordinado para que incluya un sistema de «detección precoz» antes de los 4 años y así preservar sus oportunidades de mejora, además de un seguimiento regular con evaluación de los resultados.
Los enfoque educativos y de conducta, que han probado su eficacia, forman ahora parte de las recomendaciones.
«Este informe marca una etapa» en la cobertura social del autismo, estimó Harousseau, para quien «nada será como antes».
«Solo un tercio de las personas autistas y sus familias reciben la ayuda personalizada que necesitan», denunció el profesor Philippe Evrard, neuropediatra, del Comité Piloto de estas recomendaciones.
Entre 92.000 y 107.500 jóvenes de menos de 20 años sufren Trastornos Invasores del Desarrollo (TED) en Francia, de los cuales unos 30.000 tiene autismo infantil, según el informe.
