DURANTE LA PANDEMIA |

Autismo: cuáles son las necesidades de los niños en casa

El acompañamiento profesional para ayudar a mantener una rutina regular en el hogar, es clave para las personas con Condición del Espectro Autista (CEA). Aquí, algunas pautas.

Es fundamental el acompañamiento profesional para mantener una rutina de los niños con CEA. (Foto: Pixabay)

El contexto de pandemia por Covid-19 ha supuesto numerosos desafíos a la adaptación de grandes y chicos, fundamentalmente a partir de las medidas de aislamiento y el cambio en las rutinas. El desafío es aún mayor para las familias de niños o adolescentes con CEA (Condición del Espectro Autista), dado que, en esta población, la modificación repentina en la estructuración de la rutina diaria puede derivar en dificultades para adecuarse flexiblemente a esos cambios, y traducirse en conductas desajustadas o disruptivas, alteraciones del sueño, labilidad emocional, incremento de la ansiedad.

Ante este escenario de confinamiento, al que se suma además la imposibilidad de concurrir a espacios de socialización, como la escuela, y de asistir a las terapias, resulta importante reforzar el acompañamiento de las personas con autismo y sus familias. El Terapeuta Ocupacional puede guiarnos en este proceso, ayudando a mantener la funcionalidad en el hogar, facilitando herramientas para la autoregulación de los niños/adolescentes y la estructuración del ambiente y las tareas, orientando acerca de las rutinas y el cuidado del cuidador.

Las personas con CEA tienden a apegarse a patrones predecibles que impliquen estabilidad y seguridad, lo cual, desde la mirada de la Terapia Ocupacional, se asocia a variables como: orden/estructura, anticipación y control sensorial del ambiente. Es decir que, pensar en las posibilidades de adaptación de los niños/adolescentes con autismo dependerá de valorar no sólo el perfil individual de cada uno, sino también las características ambientales y los apoyos disponibles.  

Es importante entonces, tener en cuenta algunas recomendaciones que podrían ayudar a sobrellevar esta situación:

  • Favorecer la comprensión de la situación contextual, valiéndose, por ejemplo, de herramientas audio-visuales que expliquen en forma clara y sencilla lo que está sucediendo.
  • Habilitar la expresión de emociones tanto de la persona con CEA como de sus cuidadores/familia, considerando las implicancias emocionales del aislamiento obligatorio y la necesidad de contar con referentes de contención. Evaluar las redes de sostén presentes, entre las cuales puede incluirse la figura del psicólogo o acompañante terapéutico.
  • Rediseñar las rutinas, reorganizarlas para que ofrezcan orden y predictibilidad en la medida de lo posible. Establecer horarios y anticipar a partir de agendas, por ejemplo. Tener en cuenta que las actividades básicas, como alimentación, vestido, higiene y descanso, representan rutina y continuidad, y permiten prever momentos del día e internalizar ritmos propios.
  • Involucrar al niño/adolescente en la realización de las tareas del hogar, adjudicando roles que favorezcan a la vez, su independencia y les permitan experimentar satisfacción.
  • Promover un equilibrio ocupacional, fijando momentos del día para la realización de actividades de autonomía básicas, otros para la realización de tareas escolares, y otros de ocio/recreación, enfatizando en la importancia del juego como oportunidad de disfrute, aprendizaje e interacción.
  • Ayudar a la auto-regulación a partir del control sensorial del ambiente y de propuestas que contribuyan a la calma. Optar por actividades motoras o propioceptivas como saltar, correr, caminar, empujar, halar, bailar, trepar, fundamentalmente antes de llevar a cabo actividades que demanden mayor atención o concentración. Ordenar el ambiente, ayudando a “filtrar” estímulos, especialmente previo al descanso, reduciendo la disponibilidad de objetos, materiales o sonidos. Podemos armar un espacio de relajación con colchonetas, almohadones, mantas o puff.

Este es un tiempo especial, que no sólo ofrece desafíos sino también la oportunidad de repensar formas, espacios y vínculos, de ampliar la mirada y encaminar las acciones para brindar recursos que contribuyan a mejorar la calidad de vida de todos y cada uno en su condición.

*La licenciada María Vanesa Bessone es Terapista Ocupacional (M.P. 10.239). Tutora de la Licenciatura en Terapia Ocupacional y Desarrollo Humano de Universidad Siglo 21.

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