Un método rápido para diagnosticar la endocarditis infecciosa está siendo desarrollado por investigadores argentinos. Esa patología constituye una infección producida por bacterias u otros microorganismos que, al ingresar al torrente sanguíneo y llegar al corazón, se adhieren a estructuras dañadas como válvulas o malformaciones congénitas.
“Estos microorganismos ingresan a la sangre por procedimientos odontológicos, ginecológicos u otras intervenciones quirúrgicas y pueden causar serios daños”, explicó la doctora María Soledad Ramírez, una de las creadoras de la técnica, que es investigadora del Instituto de Microbiología y Parasitología Médica que depende de la UBA y del CONICET.
Muestra e identificación
El test se basa en la extracción directa, desde la válvula cardíaca, de ADN de la o las posibles bacterias causantes de la endocarditis infecciosa. “El siguiente paso es realizar la amplificación de ese ADN mediante la técnica de PCR y luego, por secuenciación del genoma, confirmar el microorganismo responsable para adecuar el tratamiento antimicrobiano”, destacó la investigadora.
“Estamos probando la metodología. Al momento los resultados son muy prometedores, pero debemos seguir trabajando y analizar mayor numero de muestras”, añadió Ramírez.
El equipo de trabajo de la especialista está desarrollando este “kit de diagnóstico rápido” en colaboración con el grupo del bacteriólogo Carlos Vay, del Instituto de Fisiopatología y Bioquímica Clínica del Hospital de Clínicas y de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
Otras batallas contra bacterias
En 2012, la Sociedad Estadounidense de Microbiología (ASM) premió a la doctora Ramírez por sus trabajos que involucran la participación de “integrones” en la resistencia a antibióticos en las bacterias multirresistentes. “El integrón es una herramienta de ingeniería genética que puede poseer la bacteria y que le permite adquirir en un único elemento resistencia a variadas familias de antibióticos”, destacó. Y agregó que su estudio puede ayudar a establecer blancos terapéuticos para combatir a las bacterias que no responden a los fármacos.
Fuente: Agencia CyTA-Instituto Leloir