Deshidratación en el anciano

Por el Dr. Silvio Payaslian.- Los mayores son más propensos a sufrir este cuadro por diversos factores biológicos. Los síntomas en este grupo son atípicos y pueden abarcar confusión, somnolencia, apatía y hasta caídas.

Los ancianos tienen, durante la época estival, propensión a deshidratarse. En el verano se observa un incremento de las internaciones hospitalarias de adultos mayores con este diagnóstico, ya que poseen un elevado riesgo a causa de diversos factores biológicos o intrínsecos, algunos de los cuales son:

 

• Disminución del agua corporal total (por mayor proporción de tejido graso en relación al tejido muscular magro).

 

• Alteración de los mecanismos cerebrales de la sed.

 

• Disminución en la producción de hormonas que retienen agua y sal, lo que lleva a una mayor pérdida de líquidos por orina.

 

Este riesgo se encuentra magnificado si el paciente presenta alguna alteración mental  (como la demencia) o está postrado o con serias dificultades para la movilización, porque a los factores biológicos antedichos se agrega la necesidad de un tercero para la provisión del agua. El uso de diuréticos, frecuente en la tercera edad, también genera un mayor peligro.

 

La deshidratación en el anciano se puede presentar de varias maneras, mucha de las cuales son inespecíficas y algunas pueden ser atípicas. Lo más frecuente es que se manifieste con una alteración del estado mental habitual, pudiendo observarse confusión, somnolencia o apatía. Del mismo modo, las caídas pueden ser un signo de deshidratación en esta edad.  A diferencia del niño o el adulto joven, la sequedad de la piel y las mucosas no son un signo confiable del cuadro en los adultos mayores.

 

Las estrategias para prevenir la deshidratación en este grupo etario pasan por:

 

• Ofrecer líquidos frescos repetidas veces al día.

 

• Mantener una dieta liviana y frugal. La alimentación debería ser rica en frutas, jugos,  verduras, gelatinas y helados de agua.

 

• Evitar la exposición solar. De ser inevitable, hacerlo sólo en los horarios extremos (a primera hora del día o última hora de la tarde) y protegido del contacto directo (con sombreros, paraguas o sombrillas).

 

• Mantener ventilados y refrigerados los ambientes.

 

• Vestir  a los ancianos con ropas livianas y claras.

 

• No tomar diuréticos sin la estricta indicación médica.

 

Finalmente, es importante tener en cuenta que ante cualquier cambio o alteración en el estado mental del anciano se debe hacer precozmente la consulta con el profesional médico porque una intervención rápida en un paciente deshidratado puede prevenir un cuadro de mayor severidad.

 

* Especialista en Clínica Médica, Director Médico de los Centros Médicos Ambulatorios de Swiss Medical Group.

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