El corazón y la contaminación ambiental

Investigadores detectaron que la hipertensión está ligada a la polución del aire. Las pequeñas partículas tóxicas causan daños a los vasos sanguíneos.

Cuando nos encontramos en medio de un embotellamiento de tránsito nos ponemos nerviosos y nuestra tensión arterial se dispara pero, parece ser que no es solamente la bronca y la frustración lo que motiva este cambio. Según investigadores de la Universidad de Michigan, la hipertensión también se debe al aire contaminado que respiramos en esa circunstancia.

 

En un estudio en voluntarios quienes fueron sometidos a respirar aire con pequeñas partículas contaminantes, los científicos pudieron evidenciar aumentos inmediatos en los registros de la tensión arterial de los participantes y cambios deletéreos en los vasos sanguíneos que duraban desde horas hasta varios días. 

 

El daño se puede explicar por dos mecanismos. En primer lugar, las pequeñas partículas contaminantes desencadenan cambios en el sistema nervioso central provocando una respuesta de tipo “lucha y huida” que acelera la frecuencia cardíaca y produce picos hipertensivos. Segundo, las partículas se acumulan en la vía aérea y en los pulmones donde activan un proceso inflamatorio causando daño permanente a los vasos sanguíneos a este nivel.

 

Para la mayoría de las personas sanas, la exposición al aire contaminado en las ciudades y las autopistas no es peligroso. Sin embargo las personas con problemas cardíacos o los hipertensos corren un riesgo mayor.

 

Las principales fuentes de emisión de partículas pequeñas son el fuego, el polvo ambiental, la generación de electricidad y los procesos industriales. Es importante tener en cuenta que nuestra nariz no es capaz de detectar el aire contaminado con estas partículas pequeñas cuya densidad es 10 a 100 veces menor que el humo de cigarrillo y no nos podrá alertar sobre el peligro que enfrentamos.  

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