Los bebés prematuros a los que se les suministra medicamentos con esteroides al nacer tienen un riesgo mayor de sufrir problemas de crecimiento del cerebelo, según un estudio publicado hoy en la revista Science Translational Medicine.
Habitualmente se administran dosis bajas de glucocorticoides, una clase de hormonas esteroides, para apoyar la maduración pulmonar, la normalización de la presión arterial y la respiración de estos bebés que nacen antes de los nueve meses de gestación.
La Academia Americana de Pediatría desaconsejó en 2010 que se administraran grandes dosis de dexametasona a los pequeños después del nacimiento, pero indicó que no había pruebas suficientes para hacer una recomendación en relación con otras dosis de glucocorticoides.
El estudio actual no encontró relación de efectos en el desarrollo de niños prematuros cuyas madres tomaron betametasona antes de nacer. Sin embargo, los bebés nacidos antes de término a los que se les aplicó bajas dosis de hidrocortisona o dexametasona después del nacimiento tuvieron, en promedio, un volumen un 10% menor del cerebelo, una región fundamental del cerebro asociada con el equilibrio, el aprendizaje motor, lenguaje y comportamiento.
«Este estudio ofrece nueva evidencia de que estos fármacos, incluso en dosis bajas, se asocian con la alteración del desarrollo del cerebelo cuando se da a los bebés después del nacimiento», señaló Emily Tam, neuróloga infantil en la sala de cuidados intensivos neurológicos en el Hospital de UCSF Benioff y autora principal del estudio.
Los impactos a largo plazo sobre el desarrollo cognitivo y motor tendrá que ser evaluado a través de exámenes neurológicos y pruebas de desarrollo, cuando los niños están en edad escolar, pero según apunta, estudios previos han demostrado que los niños prematuros con un volumen del cerebelo inferior tienen alteraciones motoras y cognitivas en la adolescencia.
El estudio se centró en 172 bebés prematuros nacidos entre 2006 y 2009, de los cuales 85% recibieron betametasona antes de nacer y el 20% hidrocortisona o dexametasona después de nacer, a los que realizó una resonancia magnética.
Según explica el estudio, la betametasona se da a menudo a las madres para acelerar la maduración pulmonar del bebé, mientras que la hidrocortisona o dexametasona se puede administrar a los recién nacidos prematuros para ayudarles a mantener una presión arterial normal o para acortar el período de tiempo que necesita estar con un tubo de respiración asistida.
«Desafortunadamente, no tenemos buenos tratamientos alternativos en este momento. La presión arterial baja y dificultad para respirar son grandes problemas para los bebés prematuros, con graves consecuencias a largo plazo para el desarrollo del bebé», dijo Tam.
No obstante, con esta nueva información, la doctora señaló que «los médicos deben tener en cuenta los posibles efectos negativos sobre el desarrollo cerebral, al considerar los riesgos y beneficios a bebés prematuros, y cuando sea posible, considere otras opciones de tratamiento en primer lugar», agregó.