Gérmenes resistentes: nuevas alternativas para combatirlos

Científicos de la Universidad de Carolina del Norte buscan desarrollar nuevos complementos que inhabiliten la capacidad de las bacterias de recuperarse del daño que les producen los antibióticos. Tienen el nombre de inhibidores de la enzima RecA.

Los antibióticos y los inhibidores de la enzima RecA, una combinación prometedora contra las bacterias resistentes

La resistencia de las bacterias a los antimicrobianos es cada vez más severa y muchas infecciones ya no se pueden curar fácilmente, lo cual ocasiona tratamientos prolongados, caros y un mayor riesgo de muerte. Así describió la Organización Mundial de la Salud (OMS) la crítica situación actual de la lucha para el control de las enfermedades de este tipo

 

Esta problemática es aún más grave en el caso de los contagios adquiridos en los hospitales. En países como los EEUU, hasta un 70 % de las infecciones intrahospitalarias son provocadas por gérmenes resistentes.

 

Actualmente, la perspectiva de disponer a corto plazo de drogas más eficaces para el tratamiento de las enfermedades infecciosas no es muy alentadora. Actualmente las líneas de investigación para desarrollar nuevos antibióticos son escasas. Menos del 5 % de todas las drogas en fase de investigación son antimicrobianos. Por otra parte, producir y licenciar un nuevo fármaco de esta rama demora por lo general unos 10 años y solamente tres drogas se han aprobado en los últimos 40 años.

 

Una alternativa interesante para superar esta situación es utilizar moléculas que complementen la acción de los antibióticos. En esta línea de acción, investigadores de la Universidad de Carolina del Norte han avanzado en el desarrollo de nuevos complementos llamados inhibidores de la enzima RecA (una proteína con la habilidad de unirse al ADN de agente microbiano).

 

Algunos antibióticos matan a las bacterias alterando su ADN. Sin embargo los microbios evolucionan y han desarrollado la capacidad de hacer frente a esta agresión produciendo una enzima denominada RecA capaz de reparar el daño causado en su material genético. Al inhibir la acción de esta enzima, se frena el proceso de reparación, la bacteria no logra reponerse al daño infligido por el antimicrobiano y muere.

 

A través de este mecanismo los gérmenes se tornan nuevamente sensibles al antibiótico. Los inhibidores RecA pueden combinarse con diferentes clases de antibióticos, por lo cual se abren varias posibilidades de tratamiento para controlar las infecciones resistentes. No se trata entonces de crear nuevos fámacos, sino de hacer más efectivos los ya existentes.

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